Introducción
Marco Julio Agripa, conocido también por el nombre erróneo de Herodes Agripa, es uno de los personajes más interesantes de la primera mitad del siglo I d,C, Su carismática personalidad, su estrecha relación con los emperadores Calígula o Claudio y sus múltiples problemas políticos, económicos y familiares refuerzan ese atractivo. Por eso, en este artículo vamos a hacer un resumen de la biografía de Marco Julio Agripa para comprobar hasta qué punto conocemos al que se coronaría como Agripa I, rey de Judea.
¿Quién fue Agripa I?
Agripa I nació en el año 10 a.C. en el seno de la casa real judía. Sus padres fueron Berenice y Aristóbulo —sobrina e hijo de Herodes el Grande—, lo que le convertía simultáneamente en nieto y sobrino nieto del soberano.
Esta genealogía privilegiada no le ayudó al principio, ya que Aristóbulo fue ejecutado en el 7 a.C. por orden de su padre. En consecuencia, Berenice huyó con su hijo de tres años a Roma, donde fue acogida en la familia imperial por una buena amiga, Antonia la Menor.
De este modo, el pequeño Marco Julio Agripa pasaría su infancia en Roma e iniciaría una profunda amistad con otros niños de la casa de Augusto como el futuro emperador Claudio o el hijo de Tiberio, Druso el Joven. Estos lazos, como veremos más adelante, le serían muy útiles en su vida.
Pasaron los años y el pequeño Agripa se convirtió en un adulto brillante, encantador y con dotes para la diplomacia, pero también extravagante y despilfarrador. Acumuló importantes deudas con numerosas personas de la ciudad, pero su vínculo con la familia imperial le salvaba siempre.
Sin embargo, su vida cambió drásticamente en el año 23 d.C. cuando se produjo la muerte de Druso el Joven, su mayor guardaespaldas. Entonces, acosado por los acreedores, huyó de Roma y se trasladó a la patria familiar.
De Idumea a Capri
Desde el 23 d.C., Agripa I vivió recluido y de forma modesta en una fortaleza familiar en Malata, en la región de Idumea. Le acompañaba su esposa, Cypros, con quien tuvo cinco hijos a lo largo del tiempo: Druso, Agripa, Berenice, Mariamme y Drusila. Las fuentes señalan que Agripa pasó por una fuerte depresión en esa época, pero que fue salvado por Cypros de cometer suicidio.
Sea verídico o no, a principios de los años 30 ella sí fue la que intercedió para conseguirle un cargo público en Tiberíades, ciudad fundada por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea y cuñado de Agripa I. No obstante, la monotonía de un aburrido puesto en la administración y la mala relación con su cuñado le motivaron a abandonar el trabajo.
En torno al 32-33 d.C., la familia se mudó a Antioquía para vivir junto a Lucio Pomponio Flaco, gobernador de la provincia de Siria y amigo de la juventud. Agripa, actuando como un imán para los problemas, no tardó mucho en verse envuelto en deudas y tramas de corrupción, por lo que perdió el favor del gobernador.
Quiso regresar a Italia, pero no lo tuvo nada fácil. Para empezar, el procurador de la hacienda imperial Cayo Herennio Capitón le reclamó lo que debía al Tesoro público. Agripa consiguió escapar por el momento y se dirigió a Alejandría, donde dejó a su familia y consiguió una gran cantidad de dinero de un prestamista judío.
De Egipto saltó a Italia, donde solicitó visitar a Tiberio en Capri en el año 36 d.C. El princeps le recibió amablemente en la isla, pero justo al día siguiente leyó una carta de Capitón informándole del estado financiero de su nuevo huésped, por lo que el emperador se negó a acogerle hasta que no regularizara sus finanzas.
En este punto de la historia, Agripa I fue salvado nuevamente por otra mujer. Antonia la menor. El historiador Flavio Josefo relata en este fragmento cuál fue el papel de la anciana dama:
Ella, en recuerdo de su madre Berenice (puesto que a estas dos mujeres las había unido una gran amistad) y en razón de que el propio Agripa se había educado en compañía de Claudio, le dio el dinero, con lo que este, al pagar el préstamo anterior, no encontró impedimento alguno para continuar siendo amigo de Tiberio.
Agripa I y Calígula
Cuando los acreedores quedaron satisfechos, Marco Julio Agripa viajó otra vez a Capri y pudo poner a trabajar sus talentos. El emperador, cautivado por su carismática personalidad, le solicitó que fuera mentor de su nieto. Sin embargo, el judío rápidamente se dio cuenta de que era Calígula, y no Tiberio Gemelo, quien merecía toda su atención.
Logró de un liberto romano un gigantesco préstamo que utilizó, en primer lugar, para devolver a Antonia lo que se había gastado en él, y en segundo lugar, para comprar la confianza y la amistad de Calígula.
Sea únicamente por interés o no, lo cierto es que Agripa I se convirtió en el mejor amigo de Calígula y no dejó de apoyarlo —ya sea en Roma o desde Oriente— hasta su asesinato en el 41 d.C. Por tanto, podemos suponer que su mala influencia sobre el princeps fue fuerte y duradera. Y eso a pesar de la diferencia de edad, puesto que cuando se conocieron él tenía 46 años y Cayo solo tenía 24.
De Marco Julio Agripa a Agripa I
Las vicisitudes de Marco Julio Agripa no se detuvieron tras su asentamiento en Capri. Un día, durante una excursión en carro, Agripa manifestó a Calígula cuanto deseaba que muriera el viejo Tiberio para que él se convirtiera en el emperador e hiciera felices a todos los seres humanos.
Este tipo de discursos de halago y adulación serían más o menos normales, aunque este en particular lo conoceríamos porque el conductor del carro delató a Agripa ante Tiberio. Según Flavio Josefo, el hombre (probablemente exagerando lo que oyó) se expresó al emperador de la siguiente manera:
Agripa le dijo a Cayo: «Ojalá de una vez llegue el día en que el viejo este abandone este mundo y te ponga a ti al frente del mismo, ya que su nieto Tiberio no constituiría ningún impedimento para nosotros si tú te lo quitas de en medio, con lo que el mundo sería dichoso y yo más que él».
Marco Julio Agripa fue llevado a Roma y encarcelado en una prisión, donde permaneció hasta que Tiberio murió unos meses después. Aquí vemos una prueba de la buena relación entre los dos hombres, puesto que una de las primeras órdenes de Calígula como emperador fue liberar a Agripa.
No satisfecho con ello, Calígula no solo lo sacó de la cárcel sino que lo encumbró hasta el poder. Así, Agripa se transformó de la noche en la mañana en el dueño y señor de las regiones de Traconítide, Auranítide, Batanea, Gaulanítide y Abilene.
Además, el judío recibió el título de rey y pasó a llamarse Agripa I. En palabras de Flavio Josefo, esta transición se habría ejecutado con la correspondiente pompa y boato:
Luego de mandar traerlo a su casa hizo que se le cortara el pelo y se le cambiara de vestimenta, tras lo cual ciñó en torno a su cabeza la corona real y lo designó rey de la tetrarquía de Filipo, entregándole también la tetrarquía de Lisanias, al tiempo que cambió las cadenas de hierro que llevaba Agripa por otras de oro de igual peso.
La muerte de Agripa I
Envidioso de su cuñado, en el 39 o 40 d.C. Herodes Antipas quiso reclamar un mayor reconocimiento y la jugada le salió mal. Fue destituido del cargo y Calígula lo mandó al exilio, entregando sus dominios —Galilea y Perea— a Agripa I.
El astuto Marco Julio Agripa, ahora oficialmente Agripa I, se las arreglaría en el futuro para acumular aún más territorios. El papel que jugó tras el asesinato de Calígula le hizo ganarse el agradecimiento de su viejo amigo, el ahora emperador Claudio. Este le recompensó entregándole Judea y Samaria y concediéndole el título de «rey amigo y socio del pueblo romano«.
De ese modo, el reino de Herodes el grande se reconstruyó por completo, al menos hasta la muerte de Marco Julio Agripa en el verano del 44 d.C. Concretamente, enfermó durante la celebración de unos juegos en honor de Claudio en la ciudad de Cesárea Marítima y murió en menos de una semana. Hasta el último día de su vida, Agripa I fue, al igual que su abuelo, el mejor amigo de los líderes romanos.
Fuentes primarias
Flavio Josefo (1997). Antigüedades judías. Libros XII – XX. (Ed. José Vara Donado). Akal.
Bibliografía
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Barrett, A. (2008). Lives of the Caesars. Blackwell Publishing.
Golvin, J.C.; Roddaz, J.M. (2018). Herodes, el rey arquitecto. Desperta Ferro.
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Roldán Hervás, J. M. (2008). Césares. La esfera de los libros.
Roldán Hervás, J.M. (2012). Calígula. El autócrata inmaduro. La esfera de los libros.
Winterling, A. (2011). Caligula. A biography. University of California Press.