Fragmento de un artículo extraído del blog «La crisis de los pueblos del mar«, y publicado originalmente en la revista especializada «Mediterranean Archaeology» (Universidad de Sidney) en el año 2004 bajo el título «The Sea Peoples and the Historical Background of the Trojan War»
A la luz de todos los datos estudiados, los graves conflictos de la Edad de Bronce reciente deben ser vistos como una gran conflagración en los países del nordeste del Mediterráneo, que causó violentas emigraciones hacia Egipto y los territorios cercanos. La crisis debió de haber comenzado alrededor de 1240 a C, cuando los hititas perdieron el control de las minas de cobre localizadas al este de Anatolia. Este área fue finalmente dominada por los asirios durante el reinado de Tukulti-Ninurta I, tras su victoria en las fronteras de Hatti. La reacción del rey hitita Tudhaliya IV fue doble. Por un lado, se aseguró el suministro de cobre apoderándose de la isla de Chipre, conocida por ser rica en este metal.
Un documento hitita posterior, de la época de Shuppiluliuma II, hace referencia a la conquista de Tudhaliya IV, que fue seguramente realizada con la ayuda de sus vasallos costeros. Por otro lado, Tudhaliya estableció un embargo mercantil contra Asiria, el cual es bien conocido por el tratado acordado con el rey Shaushgamuwa de Amurru. En este documento, el gobernante sirio es también instado a bloquear el comercio con los barcos de Ahhiyawa. Los ahhiyawa eran aqueos, ya fuesen los micénicos en general o solamente los de una región colonizada por ellos en las costas de Anatolia y las islas vecinas. Si Tudhaliya IV consideraba a los micénicos como enemigos, es factible que también prohibiese a otros pueblos costeros, vasallos suyos, el comercio con los aqueos.
El embargo explica la temporal escasez de cerámica micénica importada en Chipre y en las costas adyacentes durante las últimas décadas del siglo XIII a C. La buena cerámica micénica IIIB:2 fue sustituida por otra de peor calidad, llamada habitualmente “Estilo Rudo”. De acuerdo con S. A. Immerwahr, esta cerámica de imitación se fabricaba localmente en las regiones levantinas. El nuevo estilo fue seguramente creado para satisfacer la demanda oriental de cerámica micénica durante los años del bloqueo, ya que apareció en el Levante y Chipre en la segunda mitad del siglo XIII a C, justamente durante el reinado de Tudhaliya IV.
Así pues, en las últimas décadas del siglo XIII a C, las rutas de navegación se volvieron inseguras, y los griegos micénicos debieron de entrar en un período de decadencia, pues hasta entonces su crecimiento se había basado en el comercio. Es más, probablemente tuvieron dificultades para importar cobre, habitualmente suministrado por Chipre. Las guerras internas comenzaron a tener lugar en Grecia, como consecuencia de la crisis general de su sistema. Algunos palacios fueron fortificados, pero así y todo, diversos asentamientos micénicos sufrieron destrucciones, que pueden ser datadas entre 1240 a C y 1210 a C. Estos problemas llevaron a un cambio en la genuina cerámica micénica, del estilo IIIB al IIIC.
A pesar de los conflictos, algunas ciudades en Grecia como Micenas y Tirinto continuaron existiendo en el periodo IIIC:1. La ciudad de Pilos, sin embargo, fue completamente destruida. Orcómenos y Gla quedaron deshabitadas durante el Micénico III C, y otros asentamientos más pequeños fueron también abandonados. Después de la transición hacia el Micénico IIIC:1 no hubo destrucciones significativas en Grecia y el siguiente periodo pudo haber sido más estable, hasta el colapso final de la civilización micénica en la segunda mitad del siglo XII a C.
Al mismo tiempo (finales del siglo XIII a C), y en respuesta a la ruptura de su red comercial, algunos contingentes micénicos participaron en grandes expediciones piráticas, como el el primer intento de invadir Chipre, realizado por los “ahhiyawa” en alianza con el rebelde anatolio llamado Madduwatta y los pueblos de Arzawa, seguido del ataque sobre Egipto en la época de Merneptah (c.1230 BC), probablemente producido por la misma coalición, reforzada por los libios. El controvertido texto de Madduwatta, concerniente a sus agresiones contra los hititas, debe haber sido escrito en tiempos de Arnuwanda III (hijo de Tudhaliya IV), porque en este documento el rey hitita manifiesta que Alashiya le pertenece. Además, una persona llamada Mukshush es mencionada en el texto, y ya veremos que pudo haber vivido en esa época. Parece ser que los micénicos intentaban burlar el embargo, ya que pudieron haberse asentado en la costa cananea del Carmelo, donde ha sido hallada auténtica cerámica micénica. No obstante, los hititas reconquistaron Chipre muy pronto, probablemente a principios del reinado de Shuppiluliuma II, quien estaba orgulloso de haber vencido a una flota procedente de Alashiya (no necesariamente compuesta por barcos chipriotas) justo antes de invadir la isla. También había ocupado el territorio costero de Tarhuntassa, en Anatolia meridional.
Pero los hechos decisivos de la gran crisis en el Mediterráneo oriental ocurrieron durante el cambio de siglo. En esa época, los habitantes de Grecia pudieron haber resuelto temporalmente sus enfrentamientos internos, y emprendieron una campaña cuyo objetivo era recuperar el control sobre las principales rutas comerciales. Uno de sus objetivos volvía a ser Chipre, dominada por los hititas y sus vasallos, pero su ocupación también requería la conquista de las costas continentales vecinas. El otro objetivo era Troya o Ilios (Wilusha), una ciudad que pudo haber caído bajo alguna forma de sometimiento hitita. La conocida correspondencia entre el rey de Ugarit y el gobernante de Chipre, ambos vasallos de Hatti, en la cual temen la llegada de una flota hostil, sólo puede referirse a los aqueos. Éstos pudieron haber empezado la invasión de la isla desde el oeste, con un primer asentamiento en Maa-Palaeokastro, y lograron después conquistarla alrededor de 1200 a C, ya que la cerámica que apareció en las principales ciudades (Enkomi, Kitión, Sinda), tras su destrucción, es auténtica cerámica micénica IIIC:1, y otras innovaciones culturales son también de origen micénico. De hecho, el proceso llamado por V. Karageorghis “helenización de la isla” comenzó justo en este momento.
Para asegurar su control, los aqueos atacaron también Tarso (donde probablemente se establecieron), y Ugarit (que no fue reedificada tras su destrucción). Por lo tanto, tuvieron que dominar las regiones de Panfilia, Cilicia y el noroeste de Siria (habitadas por los peleset, denyen, y quizás weshesh). Igualmente sitiaron y finalmente incendiaron la ciudad de Troya en su nivel arqueológico VIIa, como fue recordado por la tradición griega, enfrentándose a los tjeker y probablemente a otros pueblos de Arzawa (shekelesh y sherden). Para conseguir todos estos objetivos, debieron de haber movilizado un gran ejército, aunque no es probable que actuasen solos.
Sus más plausibles aliados fueron un pueblo al que los anales asirios llamaban “mushki’ y que en siglos posteriores vivía en el área cilicia del Taurus y en los cursos más altos de los ríos Tigris y Éufrates. Por otra parte, una inscripción bilingüe descubierta en Karatepe (del siglo VIII a C) registra que una persona llamada Mukshush (en luvita) y M-p-s (en fenicio) había fundado la ciudad cilicia de Beit Mopsu.
Esta información está estrechamente relacionada con la tradición griega, la cual cuenta que el adivino lidio llamado Mopso (probable epónimo de los mushki) se unió al heleno Anfíloco inmediatamente después de la caída de Troya, y condujeron a su gente a las tierras de Panfilia, Cilicia, y Siria. Mopso y Anfíloco fundaron, entre otras muchas, la ciudad de Mopsuhestia en Cilicia (llamada “Beit Mopsu” en la inscripción). De todos estos datos, se deduce que los mushki acompañaron a los micénicos en su invasión de Anatolia meridional y Siria septentrional. Cuando los asirios mencionaban a los mushki, especialmente en los anales de los siglos VIII y VII a C, se referían normalmente a los frigios. Los mushki pudieron haber sido un pueblo de origen tracio, emparentado con los frigios, que se había infiltrado en Anatolia occidental a finales del siglo XIII a C, y que debió haberse unido a los aqueos en contra de los hititas y sus aliados.
El imperio hitita cayó en el mismo periodo, y los principales asentamientos fueron destruidos, incluyendo Hattusha, la capital. Algún tiempo después de su destrucción los frigios se establecieron sobre sus ruinas. Es probable, sin embargo, que los atacantes fueran los kashka, tradicionales enemigos de los hititas asentados al sudeste del mar Negro. Su avance pudo haber sido propiciado por la derrota del ejército hitita a manos de los aqueos y los mushki.
Finalmente, todas estas invasiones y destrucciones causaron una considerable oleada de refugiados, quienes se agruparon en un campamento en la región de Amurru (Siria). Como ya ha sido explicado, los Pueblos del Mar derrotados iniciaron su migración hacia el sur. Algún contingente pudo haber navegado a la tierra de los libios, animándoles a enfrentarse con Egipto, mientras la parte principal de la coalición conquistaba territorios en Canaán. Finalmente, estos invasores inmigrantes atacaron también el Delta del Nilo, con el fin de debilitar la resistencia egipcia a su establecimiento en tierras controladas por el faraón. Después de la Segunda Guerra Libia, los egipcios atacaron a los Pueblos del Mar que se habían infiltrado en el Levante, intentando restaurar las fronteras del norte pero siendo incapaces de evitar su asentamiento en Palestina.
Esta cadena de conflictos alteró completamente el desarrollo de los países del Mediterráneo oriental, y causó la transición desde la Edad de Bronce a la Edad de Hierro.
Fragmento de un artículo extraído del blog «La crisis de los pueblos del mar«, y publicado originalmente en la revista especializada «Mediterranean Archaeology» (Universidad de Sidney) en el año 2004 bajo el título «The Sea Peoples and the Historical Background of the Trojan War»