Artículo originalmente publicado por mí en la web de QueAprendemosHoy el día 15/11/2014.
Introducción
La caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989 trajo consigo importantes cambios en la estructura del Orden Internacional de las potencias hegemónicas del mundo. Veamos cómo esta desintegración de la URSS, y todos los acontecimientos históricos que la rodean e integran, afectaron al resto del mundo.
La desintegración de la URSS y EEUU
Sin lugar a dudas, los Estados Unidos de América fueron los más beneficiados tras la desintegración de la URSS. La causa es evidente: era su gran rival económico y político durante la Guerra Fría. Sin su rivalidad, los EEUU se erigieron como la gran superpotencia hegemónica del mundo, a nivel económico, político y militar. También supuso una importante victoria simbólica para los estadounidenses. Suponía la victoria definitiva del capitalismo como forma económica imperante, el aplastamiento definitivo del comunismo y la forma de hacer política que lideraba la URSS.
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Además, su hegemonía política, militar y diplomática se vio reforzada durante y tras la Primera Guerra del Golfo. En ella Washington se puso al frente de la coalición internacional que intervino en Kuwait. Esto abrió la puerta a toda la serie de intervenciones que los americanos realizaron y están realizando en Oriente Próximo y Medio (Israel, Iraq, Afganistán…), con el pretexto de garantizar la paz y la seguridad internacional.
Repercusiones rusas de la desintegración de la URSS
Como es evidente, la Federación Rusa fue la más afectada por la rápida desintegración de la URSS a finales del año 1991, tanto a nivel económico, político y militar. No obstante, esta desintegración no cambió el hecho de que Rusia seguía teniendo el potencial militar suficiente para amenazar a cualquier país del mundo, incluso a EEUU. En Europa y en América se pensaba que, una vez muerta la URSS, se acabarían los problemas con los soviéticos, los ahora rusos.
La desaparición de este gran bloque hegemónico mundial dejó ya abiertos muchos de los problemas a los que aun hoy en día nos seguimos enfrentando. Entre ellos, problemas religiosos, ideológicos y políticos que no quedaron zanjados tras la desaparición del mundo soviético. Uno de los aspectos más llamativos es la población de estos países. Uno no deja de ser soviético de la noche a la mañana. Eso trajo consigo que gran parte de la élite social comunista de la URSS lo siguió siendo una vez desaparecida ésta, adaptándose al nuevo panorama internacional sociopolítico.
Repercusión en los países miembros de la URSS
El verse independientes políticamente desde hacía muchas décadas afectó en parte negativamente a las repúblicas de Europa del Este y Oriente Medio. Muchas de ellas se sumergieron en procesos de inestabilidad política, o conflictos bélicos. Estos conflictos fueron por la conformación de una identidad nacional basada en unos preceptos ideológicos, religiosos, étnicos o económicos aparentemente uniformes.
Aunque muy retrasadamente, la UE y EEUU se mantuvieron firmes a la hora de rechazar la autodeterminación como Estado de algunas de estas minorías nacionales o religiosas, cuyo único objetivo era construir un país a su medida. Como consecuencia a todo esto, la década de los 90 abría la puerta a la creación forzosa de instituciones administrativo-políticas que buscaban la legitimación internacional.
La desintegración de la URSS y la Unión Europea
La Unión Europea (que hasta el año 1992 se llamó la Comunidad Económica Europea) fue la otra gran beneficiada tras la desintegración de la URSS en 1991. Todos los países que antes dependían de Moscú ahora se veían independientes, y la UE los recibió con los brazos abiertos. Esta bienvenida seguramente era con el objetivo de crear un mercado y una unidad política y económica que superara al todo poderoso Estados Unidos. Todo esto se vio reflejado en 1992 con el llamado Tratado de Maastricht.
Uno de los objetivos que buscaba la Unión Europea era la explotación de los recursos naturales y energéticos de estos países. Solo entre Kazajistán y el Mar Caspio se calcula que había al inicio de la década de los noventa una reserva energética suficiente para llenar casi mil millones de barriles de petróleo.
Eran varios los retos y objetivos que debía asumir esta Europa de inicios de los noventa. En primer lugar, seguir profundizando en los mecanismos políticos y económicos de unificación y homogeneización europea. Esto llegaría a su cénit a partir de la idea de crear una moneda única para toda la Unión Europea, el Euro. En segundo lugar, había que ver como encajaba la nueva y unificada Alemania en el contexto internacional. Ya podemos ver que no le costó mucho convertirse en una de las principales potencias europeas. Y en tercer lugar, había que configurar cómo iban a ser a partir de ese momento el modelo de relaciones internacionales con la Federación Rusa.
La desintegración de la URSS y el Lejano Oriente
Si bien es verdad que países como China, Japón o Corea del Sur habían salido beneficiados de la desintegración de la URSS, con un gran incremento de su actividad comercial, también es cierto que poco han avanzado en materia de integración y cooperación política, económica o incluso militar.
La estabilidad del equilibrio regional que le hacía falta a los países del Lejano Oriente para despegar como superpotencia económica se veía lastrada por varios motivos. En primer lugar, por la discordia que siempre ha caracterizado las relaciones entre los dos gigantes asiáticos por excelencia, Japón y China. En segundo lugar, no podemos olvidar la falta de estabilidad en países como Tailandia, Vietnam, Corea del Sur, Birmania… Todos estos países, en mayor o menor medida, parecían estar más ocupados en realzar sus estrategia de desarrollo nacional autónomo que en buscar estrategias de cooperación y apoyo mutuo para el crecimiento político y económico.
Sin embargo, sí que es verdad que las relaciones con Occidente se han visto intensificadas en las dos últimas décadas como consecuencia de procesos como la globalización o la llegada de las nuevas tecnologías.
Artículo originalmente publicado por mí en la web de QueAprendemosHoy el día 15/11/2014.