Artículo sobre los espías durante la I Guerra Mundial publicado por mí en la web de QueAprendemosHoy el día 4/7/2014. Puedes acceder a la versión original del mismo a través de este enlace.
La I Guerra Mundial (1914-1918) es considerada como la “Gran Guerra” por muchos motivos: tanto por el alcance internacional que alcanzó en sus cuatro años de duración, como por el número tan elevado de bajas militares para ambos bandos, o por el uso de nuevas tácticas de batalla y armas que permitían una mayor destrucción y aniquilación del enemigo.
Pero la Gran Guerra no solo se libró en el campo de batalla, sino que también se libró en el campo de la información, puesto que captar e interpretar los mensajes del enemigo podía determinar la victoria futura. A nivel social, esto desembocó en que la sociedad de la I Guerra Mundial se caracterizara por un comportamiento paranoico en todas partes, y una manipulación informativa del conocimiento de los frentes y las novedades en la guerra, lo cual se manifestaba a través de la prensa, el cine o la propaganda.
La caza de brujas en la I Guerra Mundial
La población que intentaba vivir su vida lejos del campo de batalla, ignorante de las actividades reales que realizaban los agentes secretos, vivían en un constante estado de alarma y paranoia creyendo que estaban rodeados de espías enemigos que tenían informadores por todas partes. De este modo, se propagaron rápidamente todo tipo de bulos y rumores al respecto, tanto entre las historias que se contaban los pueblerinos, como también los medios de prensa, los cuales, muchas veces, contaban noticias y reportajes falsos sobre las acciones de los espías para sabotear la vida normal de las ciudades.
Este estado de constante paranoia y desconfianza con todo el mundo desembocó en una “caza de brujas” que muchas veces ejecutó o encarceló a personas que eran inocentes de los cargos de espionaje de los que se les acusaba. Cualquier acción minimamente extraña o diferente con respecto a lo que se esperaba como normal era motivo de sospecha.
Espías imaginarios, espías reales
Ante situación, algunos gobiernos optaron por desarrollar estrategias para tranquilizar a la población, o focalizar todos los problemas en un enemigo concreto, que, la gran mayoría de las veces, era imaginario. El caso de Inglaterra es especialmente conocido. El país inglés se había contagiado de la histeria colectiva desde bien temprano, y los funcionarios de Scotland Yard perdían cientos de horas investigando denuncias falsas de cientos de personas. Para solucionar este problema, Scotland Yard se inventó la figura de un super espía, al que llamó Von Burstorph, al cual atribuían todos los hechos sospechosos o insólitos que los paranoicos ciudadanos denunciaban diarimente. De este modo, mientras todos culpaban de sus males a individuos imaginarios como Von Burstorph, Scotland Yard se dedicaban a buscar en privado a los verdaderos agentes secretos.
Siguiendo con el caso inglés, la campaña de manipulación informativa a través de la propaganda, que en otros países se llevaba a cabo a través de la prensa escrita, los carteles o los primeros avances del cine, puso su énfasis en las campañas de difamación de los actos cometidos por el enemigo. Los periódicos ingleses jugaban un gran papel a la hora de realzar el sentimiento patriótico inglés, exagerando o falsificando en muchas ocasiones las noticias que venían del frente, dejando a los alemanes como seres inhumanos sin corazón capaces de los atrocidades más horribles, mientras que los ingleses luchaban en hermandad por la justicia y por el pueblo.
Si bien es verdad que al principio de la I Guerra Mundial los países como Inglaterra carecían de órganos de gobierno que llevaran a cabo estas tareas, iniciada la guerra se desarrolló el organismo conocido como la WPB (War Propaganda Bureau). Esta organización, capitaneada por el político liberal Charles Masterman, reclutó para apoyar sus labores a conocidos escritores y artistas de la época, como Sir Arthur Conan Doyle o H.G. Wells.
Al concluir la I Guerra Mundial, al mismo tiempo que se procedía al desmantelamiento de todos los organismos encargados de la publicidad y la captación de la información, también se entraba en un debate sobre la moralidad de las campañas de difamación. A partir de este momento y en los meses siguientes, todas las grandes noticias de atrocidades, genocidios y barbaridades que los diarios de los países aliados contaban sobre los alemanes se fueron desmoronando. Es decir, el público se estaba enterando de que los alemanes no eran tan atroces, bárbaros y genocidas como pensaban.
Esto tuvo una principal consecuencia, y fue el escepticismo generalizado de la sociedad de los años 30 con los crímenes y sucesos acontecidos en la Alemania nazi de Adolf Hitler. Teniendo en cuenta cómo les habían mentido sobre los alemanes años atrás, mucha gente no se creía las noticias que contaban los periódicos sobre las primeras medidas violentas y antisemitas de los alemanes en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
Bibliografía
HERRERA HERMOSILLA, J.C. (2012): Breve Historia del espionaje. Ed. Nowtilus, Madrid.
Artículo sobre los espías durante la I Guerra Mundial publicado por mí en la web de QueAprendemosHoy el día 4/7/2014. Puedes acceder a la versión original del mismo a través de este enlace.