Artículo sobre las Guerras Sertorianas escrito por Rosa Mercado Guirado, graduada en Historia.
¿Qué fueron las Guerras Sertorianas?
Las Guerras Sertorianas fueron una serie de conflictos armados que se desarrollaron en el territorio de Hispania entre los años 83 y 73 a.C. En ellas se dio una lucha entre el rebelde Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila, general y posteriormente dictador de la República Romana. Con el inicio de la Primera Guerra Civil romana (83-82 a.C.), Sila se enfrenta a los líderes populares Cneo P. Carbón y Cayo Mario el Joven, que habían tomado las riendas del Estado; y a Quinto Sertorio, que había huido a Hispania, intentando que ese fuese un último reducto para los exiliados de Sila. Tras la derrota de los dos primeros, Sila toma el control del estado bajo la figura de dictador y empieza a tomar una serie de medidas con el objetivo de medrar en el poder de los populares, en beneficio de los optimates.
Populares y optimates en las guerras sertorianas
Los populares eran la facción política que buscaba aumentar la importancia de las asambleas ciudadanas y su influencia en la toma de decisiones políticas, teniendo las figuras de los tribunos del pueblo. Los optimates en cambio eran la facción constituida principalmente por aristócratas. Buscaban el aumento de la influencia del Senado romano e intentaban que la ciudadanía romana no se extendiese por los diferentes territorios conquistados.
Una de estas medidas será la revocación del consulado de Sertorio en Hispania Citerior, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes de la oposición a Sila y buscando aliados entre los pueblos de Mauritania y los indígenas hispanos. Para ello, se basará en la afabilidad y trato con las clases dirigentes indígenas, apoyándose en un primer momento en los pueblos que llevan menos tiempo bajo el dominio romano y extendiendo su influencia hacia el nordeste. También hará políticas de bajada tributaría sobre estos pueblos y dejará de alojar soldados en las poblaciones, armando a su vez a la población romana partidaria a su causa.
Con estas medidas, Sertorio conseguirá el apoyo de los pueblos de Hispania, extendiéndose su zona de influencia a la Lusitania, a la Celtiberia, al valle del Ebro, especialmente a la orilla septentrional, y a los Pirineos, donde establecerá el núcleo de su imperio en Osca; por último, la costa levantina servirá como base de operaciones.
Las Guerras Sertorianas continúan
Sila enviará entonces a frenar el avance y a combatir en Hispania a varias legiones bajo el mando del procónsul Quinto Caecilio Metelo, que fundará una línea defensiva que protegerá la Bética, de influencia optimate, a partir de la fundación de distintas fortificaciones entre la que se encuentra Castra Caecilia o el Castelo de Loura. Sertorio, por su parte, combinará la población romana con los indígenas, dotando a estos últimos de la disciplina, la técnica y el armamento romano. Las tácticas de combate que empleará aun así contaron con una gran influencia indígena, ya que se dio la guerra de guerrillas, intentando evitar el combate en campo abierto, debido a la disposición de menos efectivos. Este tipo de guerra permitirá ganar la mayor parte de las batallas desde el inicio de la contienda hasta el 75 a.C., momento en que empezará a perder ante las fuerzas de Metelo.
El final de las Guerras Sertorianas
Desde el punto de vista político-social, la muerte de Sila en el año 78 a.C. significará el inicio del desmantelamiento de las políticas silanas por parte de M. Emilio Lepido. Éste restituirá las tierras tomadas a los itálicos, volverá a reconocer a los tribunos de la plebe, y defenderá los intereses de los populares para permitir el regreso de los exiliados políticos contrarios a Sila.
El ambiente político de Roma hará que Sertorio pierda seguidores, lo cual junto con las derrotas a manos de Metelo, general romano designado para combatirlo, concluirá con la retirada de los apoyos económicos de Sertorio en el 73 a.C. y en el asesinato de éste por parte de sus colaboradores. El período político de Sila sentará las bases para la posterior dictadura de Julio César y el imperio de Augusto.
Sin embargo, en las Guerras Sertorianas se puede apreciar la disidencia existente a este tipo de medidas por parte de las clases populares. Con ellas será visible que los conflictos internos romanos empiezan a estar presentes en las provincias, que hasta ese momento se habían mantenido al margen. Por último, estas guerras hacen participe a todos los pueblos indígenas de la Península Ibérica, obligándolos a formar parte del conflicto en uno y otro bando, haciendo palpable que la romanización en toda la península no se hizo de forma uniforme.
Bibliografía
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MORILLO, A. (2007): El ejército romano en Hispania. Guía Arqueológica. León: Universidad de León.
ROLDÁN, J. (1993): Los hispanos en el ejército romano en época republicana. Salamanca: Universidad de Salamanca.
Artículo escrito por Rosa Mercado Guirado, graduada en Historia.
Para saber más
Rosa Mercado se graduó en Historia por la Universidad de Lleida en el año 2016. Actualmente estudia el Máster en Arqueología Clásica por la Universidad Rovira y Virgil (ICAC-URV-UAB) de Tarragona. Su principal línea de investigación en el presente es el uso e importancia de los metales en las sociedades protohistóricas de la península Ibérica. Además, ha participado en excavaciones arqueológicas de la cultura Ibérica en Cataluña.