Fragmento de un artículo sobre Licurgo publicado por Joaquim Ballestero Hergueda para Aula Arqueonet.net. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.
¿Quién fue Licurgo?
La figura del legislador Licurgo resulta de capital importancia en la historia de Esparta, si bien no sabemos si pertenece a una realidad histórica o si por el contrario forma parte de ese mirage espartano, de esa construcción mítica que se ha ido forjando con los siglos en torno a esta ciudad estado. Según Heródoto, los espartanos obedecían las peores leyes de toda Grecia pero tuvieron la suerte de contar con Licurgo, que trajo desde el oráculo de Delfos la eunomía (“buena ley”), que vino a poner orden al caos que imperaba por entonces. Resulta muy sugerente el origen délfico de la legislación espartana. No en vano, las leyes de Licurgo carecen de una versión por escrito, y su lenguaje enigmático y un tanto ambiguo, que nombra las instituciones de poder pero no establece de forma clara su funcionamiento e interacciones entre ellas, es un indicio de su antigüedad.
Actualmente la historiografía tiende a ver a Licurgo como una invención de la Esparta clásica y helenística para dar legitimidad y justificar un ordenamiento constitucional anquilosado y tradicional y que se resistía a innovar. Aunque la tradición ciertamente hace recaer todo el peso de la constitución en la figura de este legislador, probablemente la constitución espartana es el resultado de un proceso de evolución interna que va mucho más allá de la obra de una única persona, por mucho que Licurgo, en caso de que en efecto hubiera existido, pudiera haber encabezado una cierta revolución política e introducido ciertos aspectos innovadores. Precisamente esta más que probable evolución, desmentiría en parte esa pretendida inmutabilidad del sistema político de Esparta, y en general, de su sociedad.
Licurgo y la gran Rhetra
La cronología en que dicho ordenamiento pudo haberse iniciado es motivo de discusión. Para Cartledge pudiera ser a mediados del siglo VII a.C. En este momento, el historiador inglés percibe un caldo de cultivo que pudiera haber desencadenado el surgimiento de la Rhetra. Sin ir más lejos, la sonada derrota ante Argos en Hisisias (669 a.C.) pudo ocasionar un profundo malestar en el seno de la sociedad espartana, un verdadero terremoto político que actuara como revulsivo. Y probablemente la debilidad espartana manifestada en aquella la derrota pudo desencadenar también una revuelta ilota que habrá de convertirse en la Segunda Guerra Mesenia. Ante este panorama, la Gran Rhetra se erigiría como una fórmula política necesaria que pusiera orden ante el caos interno.
Otros autores son partidarios de otras cronologías para el surgimiento de la Rhetra. Tal es el caso de A.H.M Jones, que propone el segundo cuarto del siglo VII a.C. al entender que la promulgación de la Rhetra solo fue posible con la extensión de la reforma hoplítica al conjunto de la ciudadanía espartana. Y fue esta reforma precisamente la que rompió el monopolio político y militar de la aristocracia, como sucedió también en Atenas.
Sea como fuere, nos encontramos con un estado que basaba su bienestar en un agresivo expansionismo militar y que vio resquebrajarse su modelo de subsistencia, y tuvo que idear una fórmula que mantuviera el aparato estatal en funcionamiento mediante la militarización de su sociedad y el intervencionismo del Estado en la esfera individual. Además, la Rhetra se erige como una fórmula política que busca el equilibrio entre el poder de los reyes, el de los aristócratas y el del pueblo espartano, ante el empuje de éste, rota ya la hegemonía aristocrática. En definitiva, para el establecimiento de la eunomía, Esparta abrazó un modelo basado en la disciplina, tan diferente del modelo ateniense.
Fragmento de un artículo publicado por Joaquim Ballestero Hergueda para Aula Arqueonet.net. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.