Fragmento de un artículo sobre «Ha vuelto» publicado originalmente por Sergio Alejandro Chifflet en el blog El Kronoscopio el día 03/07/2017. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.
Crítica de «Ha vuelto»
La premisa de «Ha vuelto» es sencilla: Hitler se despierta en el siglo XXI sin que nadie se crea que es él, por lo que la gente decide verlo como un imitador y se convierte en todo un ídolo de masas, algo que él no duda en aprovechar para intentar ganar nuevos adeptos para su causa sin olvidar de que tiene que adaptarse a los nuevos tiempos. El filme oscila entre lo referente a la crítica social y también hacia los medios de comunicación. Su lectura del creciente racismo hacia los inmigrantes en Alemania por todo lo relacionado con la crisis de los refugiados encaja bien con una lectura de cómo Hitler ascendió al poder y también los motivos de que no sería tan descabellado que lo hiciera hoy en día.
La historia nos presenta a un productor de televisión que no puede convencer a su canal de aceptar uno de proyectos. Revisando el material para su último trabajo, descubre a un hombre disfrazado como Hitler. Su gran parecido le da una idea: llevar a este sujeto a recorrer el país y grabar la reacción de la gente. Incluso, los productores afirmaron que muchas de las escenas con la gente fueron improvisadas. Sin guión, sin red. A lo que salga. El éxito es tal, que las personas comienzan a hablarle sobre todo lo que está mal y porque las cosas no funcionan en Alemania, convirtiendo a Hitler en una estrella de la televisión y las redes sociales.
La idea fue satirizar a uno de los dictadores más tenebrosos y sanguinarios de la historia. ¿Cómo? Despertándolo en nuestro tiempo sin que nadie sepa que él era él. De esta manera, Hitler comenzó a ser visto como un gran imitador. Sobre todo, después de su aparición en un programa de humor político. Pero poco a poco, el “personaje” mostrará la hilacha y la gente, que lo veía como un popstar, comienza a mostrarse interesada en sus “nuevas” ideas políticas.
La clave está en el desarrollo del personaje de Hitler, cuyo rol no se limita al de simple payaso. Conforme avanza el metraje, el personaje va aprendiendo a manejarse y las situaciones en las que se ve envuelto, ilustran a una sociedad que se deja embaucar por el carisma y la elocuencia, que está dispuesta a aceptar ideologías horribles, pero que, al mismo tiempo, es también capaz de escandalizarse por banalidades. Para contarlo se opta por un tono de sátira y humor negro. Hay que destacar la reflexión que plantea: ¿quién engrandece a los tiranos? En «Ha vuelto» se propone la idea de que es la gente, esa a la que los políticos les gusta llamar «el pueblo«. Que una vez que un sujeto se ha ganado la simpatía y la empatía de las personas, diciéndoles lo que quieren escuchar, que les ofrece soluciones fáciles, que les quita la responsabilidad de sus acciones, que puede hacerse del poder. Esto es lo que hace tan pertinente a esta cinta.
El director y guionista de la película, David Wnendt explicó: «Los alemanes deberían poder reírse de Hitler en lugar de verle como un monstruo, porque eso le libera de la responsabilidad de sus acciones y desvía la atención de su culpa en el Holocausto. Pero debe ser el tipo de risa que te atraganta, y casi te sientes avergonzado cuando te das cuenta de lo que estás haciendo». En cierto momento de la historia, Hitler entabla conversaciones con personas de diferentes regiones, la mayoría originarios de pequeños suburbios, quienes afirman que son los inmigrantes los responsables de que las cosas no vayan bien en Alemania. Lo más destacable, en cualquier caso, es que utiliza al Führer no solo para provocar la carcajada (con éxito), sino para invitar a la reflexión, para advertir de que el discurso y la amenaza del nazismo siguen muy, pero que muy vivos.
Fragmento de un artículo publicado originalmente por Sergio Alejandro Chifflet en el blog El Kronoscopio el día 03/07/2017. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.