Fragmento de un artículo sobre «El último emperador» publicado originalmente por Sergio Alejandro Chifflet en el blog El Kronoscopio el día 10/10/2015. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.
Crítica de «El último emperador»
«El último emperador» es una grandiosa obra y es aún más que una obra cinematográfica. La cinta narra la historia del último emperador de China, su forma de vida, sus costumbres, su servidumbre y todo el estilo de que llevaba hasta antes de que su imperialismo llegara a su fin. Cuando China se convierte en república nada será igual. Bertolucci describe la historia de forma magistral, con un guión impecable y una fotografía que cualquier película quisiera. Si embargo la historia no es solo eso.
El punto central del film es el testimonio histórico sobre el imperialismo japonés y su invasión a China antes de la Segunda Guerra Mundial. La ocupación de Manchuria, un territorio que anhelaba el protagonista por haber nacido allí y que le provocaba un fuerte sentimiento nacionalista, se vio ocupado por los nipones con el fin único de llegar a conquistar todo Asia. Una visión occidental de las ambiciones japonesas en aquellos tiempos, relatada de forma increíble por el director que nos argumenta con hechos, fotografías y videos las atrocidades que se cometían en esos lugares del mundo. No es casualidad que haya ganado especialmente aquel año 1987 el Óscar a la mejor película entre muchos otros. El mundo estaba convulsionado porque la guerra fría llegaba a su fin, la URSS caía y mostrarle al mundo una película de estas características en el contexto social y político de la época era lo mas acorde.
Este es un ejemplo más de que la academia tiene sus favoritos aunque no siempre sean los mejores. En ningún caso he dicho que no lo tenga merecido, pero reconozcamos que las películas están marcadas por hechos y tendencias, dentro de determinado contexto social y también marcan y subrayan la historia mundial. En general, es una magnifica cinta, grandiosa, bella, reveladora y un verdadero aporte a la historia, a la cultura y al séptimo arte.
La Historia detrás de «El último emperador»
Pu Yi llevó una vida tan ajetreada que bien puede parecer la trama de una novela de aventuras. Esto explica el éxito de la película «El último emperador» de Bertolucci. Nació en 1906, una época convulsa de China en que se encontraba haciendo frente a la capitulación ante las potencias occidentales (Tratado de Xinchou tras el aplastamiento de la Rebelión de los Boxers en 1901). China estaba controlada por la emperatriz viuda Cixi (citada también como Ts’eu-hi) quien se había aliado con ministros contrarios a las reformas pro-occidentalizadoras y las órdenes militares y provocar un asalto al poder para detener a su sobrino, el legítimo emperador Guangxu.
Así, Guangxu quedó relegado del poder, encerrado en su propio palacio hasta su muerte en 1908 y, para sustituirle nombró a Pu Yi, hijo de un hermano del emperador. La emperatriz Cixi murió poco días después y casi nada más llegar a palacio Pu Yi. En diciembre de 1908, cuando Pu Yi tenía dos años y diez meses, tuvo lugar la ceremonia de entronización; ceremonia que, según declararía Pu Yi, la arruinó con sus llantos.
El Levantamiento de Wuchang fue una insurgencia militar en China, en la ciudad de Wuchang, actualmente parte de Wuhan, que precipitó la caída de la última dinastía imperial china, la dinastía Qing, y el establecimiento de una república. El levantamiento se produjo el 10 de octubre de 1911. Esta fecha es conmemorada aún como fiesta nacional china en la República de China en Taiwán. El levantamiento de Wuchang está considerado el comienzo de la Revolución de Xinhai, que acabaría con la abdicación del último emperador chino, el niño Puyi.
En 1900, la dinastía Qing había decidido fundar una serie de ejércitos modernizados, los llamados «Nuevos Ejércitos». En aquel tiempo, la ciudad de Wuchang, junto al río Yangzi en la provincia de Hubei, se convirtió en el principal centro industrial militar del país, el lugar donde se producían las armas y el material para los Nuevos Ejércitos. Las ideas reformistas de Sun Yat-sen ejercieron una influencia destacada sobre los oficiales y los soldados en Wuchang, y muchos de ellos formaban parte de organizaciones revolucionarias.
El levantamiento en sí fue desencadenado por un hecho fortuito. Una bomba preparada por un grupo revolucionario explotó por accidente, y esto llevó a la policía a investigar y a descubrir listas de militares implicados en actividades subversivas contra la dinastía Qing. Al verse descubiertos, muchos miembros de los Nuevos Ejércitos decidieron sublevarse antes que ser arrestados. El gobierno provincial de Hubei huyó de la ciudad. La insurrección parecía una más de varias protestas similares en el seno del ejército que habían ocurrido en el sur de China, y se pensaba que el Gobierno central podría sofocarla sin problemas. Sin embargo, la tardanza de la dinastía Qing en aplacar la rebelión aumentó la confianza en ésta, y varios gobiernos provinciales en el sur de China retiraron su apoyo a la corte imperial, y se pusieron del lado de los rebeldes de Wuchang.
Fragmento de un artículo publicado originalmente por Sergio Alejandro Chifflet en el blog El Kronoscopio el día 10/10/2015. Puedes acceder al artículo completo a través de este enlace.