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La conquista romana de la Italia central

Introducción

La evolución de la expansión del poder de Roma en Italia durante la República Temprana fue realmente espectacular. En poco más de dos siglos, Roma pasó de ser una pequeña e irrelevante ciudad junto al río Tíber (finales del siglo VI a.C.) a ser una gran ciudad que se extendía a lo largo de más de 13.000 kilómetros cuadrados en la década de 290 a.C. En términos reales, esto significaba que Roma tenía ya un control efectivo sobre, por lo menos, la mitad de la península Itálica, así que cabe preguntarse… ¿cómo lo hicieron? ¿cómo fue la conquista romana de Italia?

Hasta el 400 a.C., aproximadamente, las relaciones exteriores de Roma eran bastante insignificantes, en el sentido de que no superaban un ámbito estrictamente local. Y las guerras, si las había, se basaban en pequeñas campañas militares estacionales de poca repercusión, ya que una pequeña ciudad como Roma no habría podido sobrevivir si hubiera tenido un número importante de bajas cada año. El inicio del papel de Roma en Italia comenzó en la primera década del siglo IV a.C. con dos acontecimientos muy importantes: el asedio y conquista de la ciudad de Veyes en el 396 a.C. y el asalto de Roma por parte de los galos en el 390 a.C.

Reconstrucción de la ciudad de Veyes hacia el año 400 a.C. por el autor Peter Connolly (Fuente: Arrecaballo)

La conquista romana de Veyes

A tan solo quince o dieciséis kilómetros al norte de Roma se ubicaba Veyes, una ciudad-Estado etrusca, famosa por sus grandes talleres de producción artesanal, que contaba con un territorio amplio y fértil que se extendía hasta el otro lado del río Tíber. La proximidad entre ambas ciudades solo consiguió aumentar su enemistad mutua en la lucha por la explotación de los recursos naturales y el dominio de las rutas comerciales en el río.

Según la tradición literaria, los conflictos armados entre las dos ciudades comenzaron en el año 483 a.C. a causa de la pugna por la plaza de Fidenas (a unos ocho kilómetros de Roma) y el valle de Crémera. Desde estos años, ambos sitios cambiarían numerosas veces de manos hasta que los romanos tuvieron una victoria más clara a finales del siglo V a.C. Motivado por ella, el dictador romano Marco Furio Camilo habría emprendido la ofensiva definitiva contra Veyes en el 406 a.C. Sin embargo, lo que pretendía ser una gloriosa victoria rápida se habría convertido en un largo asedio de diez años. Así, no fue hasta el año 396 a.C. cuando la resistencia de Veyes terminó gracias a la infiltración de un grupo de romanos en la ciudad a través de un túnel excavado debajo del templo de Juno.

Cuadro de finales del siglo XVII que recrea una batalla contra los habitantes de Veyes y Fidenas

La realidad histórica de la guerra es bastante desconocida, pero aun así se puede afirmar que no tendría mucho que ver con lo que cuenta la tradición. El relato tradicional es sospechosamente similar a la leyenda de la Guerra de Troya, puesto que comparten un largo asedio de una década y una solución ingeniosa (el túnel excavado a modo de caballo de Troya) para acabar con la resistencia.

Consecuencias de la conquista romana de Veyes

No obstante, el resultado de la guerra, fuera como fuera, sí que es indiscutible: Veyes dejó de ser independiente y sus tierras pasaron a estar bajo poder romano. Aunque los escritores romanos hablaron de que se esclavizó a sus habitantes, se confiscaron sus bienes y propiedades y se destruyó totalmente la ciudad, es probable que esto no sucediera en realidad. Las investigaciones arqueológicas en Veyes han demostrado que, a pesar del caos y destrucción propio de una guerra, la mayoría de santuarios siguieron operativos, la ciudad siguió estando ocupada y las granjas rurales no fueron abandonadas.

Respecto a Roma, sabemos que, a partir de este momento, duplicó su territorio hasta alcanzar una superficie de más de 2500 kilómetros cuadrados, lo que la convertía de hecho en una de las ciudades más importantes de la Italia central. Como consecuencia, se crearon cuatro nuevas tribus de ciudadanos romanos para incluir a Veyes, a sus habitantes indígenas y a los nuevos colonos. La conquista romana de Veyes también benefició enormemente a los plebeyos, ya que su territorio fue dividido en pequeños lotes y entregado a miles de plebeyos (393 a.C.), los cuales por primera vez accedían a una posesión de tierra.

Además, el escritor Tito Livio aseguraba que fue en vísperas de la rendición de Veyes cuando se pagó por primera vez a los soldados romanos con fondos públicos provenientes de los impuestos de Roma. Ya sea verdad o mentira este hecho, lo que sí puede ser real es que Veyes inició una tendencia hacia una organización más centralizada y estatal de los ejércitos romanos. Por último, otra de las consecuencias más importantes de la conquista romana de Veyes fue el inicio de la construcción de una nueva muralla para Roma, usando para ello enormes bloques de piedras de sillería extraídos del territorio de la ciudad etrusca.

Bibliografía

BEARD, M. (2015): S.P.Q.R. Una historia de la antigua Roma. Barcelona: Planeta.

BRAVO, G. (1998): Historia de la Roma Antigua. Madrid: Alianza editorial.

CAMPBELL, B. (2013): Historia de Roma. Desde los orígenes hasta la caída del Imperio. Barcelona: Crítica.

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ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2007): Historia de Roma I. La República Romana. Barcelona: Ediciones Cátedra.

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