
Introducción
En el año 29 d.C. moría a los cuarenta y siete años Julia la menor, la hija primogénita de Marco Vipsanio Agripa y Julia la mayor. Al igual que su madre, fue desterrada a una isla de por vida al ser condenada por adulterio en el 8 d.C. sin que sirviera de algo ser nieta del emperador Augusto. Por eso, en este artículo vamos a hacer un resumen de la biografía de Julia la menor para comprender mejor quién fue, qué causó su condena y cómo murió olvidada en el exilio casi veinte años después.

Julia la menor, una orgullosa nieta de Augusto
Julia la menor nació en el 19 a.C. como segunda descendiente del general Marco Vipsanio Agripa y Julia la mayor, hija de Augusto. Sabemos muy poco acerca de su infancia, aunque es previsible que tuviera la estricta educación aristocrática que se esperaba de un miembro de la familia imperial. En este sentido, el historiador Suetonio cuenta que el emperador «educó a su hija y a sus nietas acostumbrándolas incluso al trabajo de la lana y prohibiéndoles toda palabra o actuación encubierta».
Aun así, cuando Julia creció demostró ser más parecida a su madre de lo que a Augusto le habría gustado. En una ocasión se jactó de tener a su servicio al enano más diminuto de Roma y, según Suetonio, se construyó una casa de campo tan grande y ostentosa que Augusto mandó demolerla hasta los cimientos.
En un momento incierto entre el 7 y el 5 a.C., Julia la menor se casó con Lucio Emilio Paulo, sobrino nieto del triunviro Marco Emilio Lépido que había sido cónsul en el año 1 d.C. Sin embargo, tal y como ocurrió con su antepasado, el destino de Lucio Emilio Paulo no sería nada prometedor.

Julia la menor, condenada por adulterio
En el año 8 d.C., justo una década después de la caída en desgracia de su madre, Julia la menor fue declarada culpable de adulterio y condenada a vivir de por vida en Trimerus, una isla desierta del mar Adriático. Además, como había pasado en esa ocasión, Augusto prohibió que fuera enterrada en el mausoleo imperial cuando muriera.
Aunque hubo muchos cotilleos sobre sus fechorías sexuales, solo se conoce el nombre de un amante, Décimo Junio Silano, quien fue informado de que había perdido la amistad del princeps y debía marchar al exilio. Curiosamente, el historiador Tácito cuenta que este hombre pudo regresar a Roma en el año 20 d.C., pero el emperador Tiberio le dijo que tenía «los mismos motivos de resentimiento que su padre, y que no con su regreso quedaba en nada lo que había sido la voluntad de Augusto».
Por si la situación no fuera ya lo suficientemente dramática, Julia la menor estaba embarazada en el momento en el que se desveló el escándalo. En cuanto nació este segundo hijo, un varón, fue abandonado a la intemperie para que muriera porque Augusto se negó a que fuera criado. Previamente, Julia y Lucio Emilio Paulo habían tenido una niña, Emilia Lépida, que estuvo prometida al futuro princeps Claudio antes de la caída en desgracia de sus padres.

¿Una conspiración de asesinato?
Julia la menor fue el tercer familiar de Augusto que fue condenado al exilio, pero contó con un componente más misterioso. En Roma las habladurías decían que había hecho algo más grave que el adulterio, que había sido conocedora o incluso partícipe de una conspiración de asesinato contra Augusto.
Este complot, supuestamente urdido para rescatar por la fuerza a Julia la menor y Agripa Póstumo de sus islas prisión y ponerlos al frente de un ejército que les aguardaba, implicaba el asesinato de Augusto durante una sesión del Senado. Para justificar su apoyo a la causa, se decía que Julia la menor estaba celosa de la popularidad de la pareja formada por su hermana Agripina la mayor y Germánico, señalado como sucesor de Tiberio.
Quizás el motivo que llevó a sostener estas ideas es que el esposo de Julia, Lucio Emilio Paulo, figura en una lista de conjurados que conspiraron contra Augusto aportada por Suetonio. No se dan más detalles, por lo que el destino del marido de Julia la menor está muy oscuro. No se sabe con certeza si fue ejecutado o si simplemente marchó al exilio.
Por muy atractivo que pueda parecer, lo más probable es que tal conspiración nunca existiera o que Julia no la conociera. Y si hubo alguna vez una conspiración, está claro que no llegó a ningún lado porque estaba muy mal organizada desde el principio.

Julia la menor y el poeta Ovidio
Es probable que el único delito que cometiera Julia la menor fuera el adulterio, pero incluso aquí hay una nube de misterio que implica también a uno de los mejores poetas de la antigua Roma, Publio Ovidio Nasón. A finales del 8 d.C., en el mismo año en que Julia la Menor fue condenada, Ovidio recibió instrucciones para marcharse desterrado a Tomis, una ciudad a orillas del mar Negro.
Particularmente, a Ovidio se le culpaba de corromper la moral de la juventud gracias a la popularidad e influencia de su obra Arte de amar. Sin embargo, puede que ello no fuera más que una tapadera. Quizás Ovidio observó o escuchó algo secreto que no debía, por lo que habría sido desterrado al extremo oriental del imperio como castigo.
Algunos historiadores han teorizado que el error cometido por Ovidio, la causa de su desgracia, fue que presenció la boda secreta que supuestamente unió a Julia la menor y su amante, Décimo Junio Silano. A pesar de ser testigo de este enlace ilegal, Ovidio no denunció a la pareja, así que fue castigado con un destino aun peor que el de Julia.

Fuera como fuera, Julia la menor murió por causas desconocidas en el 29 d.C. cuando tenía cuarenta y siete años. Llevaba tanto tiempo exiliada en su isla prisión que se dice que, al conocer su muerte, muchos en Roma se sorprendieron de que todavía siguiera viva.
Ironías de la vida, ni siquiera en el momento de su muerte pudo ser la protagonista, ya que en ese mismo año se producía una noticia que eclipsaría la suya: la muerte de una mujer mucho más importante, Livia Drusila, la viuda del emperador Augusto que desde su muerte había vivido como Julia Augusta.
Bibliografía y fuentes
Goldsworthy, A. (2014). Augusto. De revolucionario a emperador. La esfera de los libros.
Holland, T. (2017). Dinastía. La historia de los primeros emperadores de Roma. Ático de los libros.
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Osgood, J. (2019). Roma. La creación del Estado mundo. Desperta Ferro.
Seager, R. (2005). Tiberius. Blackwell Publishing.
Suetonio (2018). Vidas de los doce césares. (Trad. Rosa Mª Agudo Cubas). Gredos.
Tácito (2017). Anales. Libros I-VI. (Trad. José Moralejo). Gredos.

