Introducción
Sperlonga (en latín Spelunca, «la gruta») es una localidad costera de Italia comprendida entre Terracina y Gaeta, en el Lacio meridional, a unos 130 kilómetros de Roma. En ella se ubicó una de las villas del emperador Tiberio (14 – 37 d.C.), famosa por sus espectaculares construcciones, su caverna acondicionada y sus impresionantes esculturas. Por ello, en este artículo vamos a hacer una descripción de la villa de Tiberio en Sperlonga, poniendo especial énfasis en esas esculturas que adornaban sus cuevas.
La villa de Tiberio en Sperlonga
Las familias más ricas de la sociedad romana —sobre todo la imperial— podían hacer ostentación de su riqueza y su poder a través de las espléndidas villas que tenían repartidas por todo el territorio del Imperio. A partir del 4 d.C., Tiberio comenzó a construir una residencia palaciega en Sperlonga, al sur de Italia, que sería una auténtica sede imperial, no una simple mansión de descanso vacacional.
Los apartamentos de Sperlonga se agrupaban en el interior de un gran peristilo. Desde ellos se podía descender al mar a través de una sucesión de terrazas en las que se podían contemplar estatuas de mármol, surtidores de agua, fuentes y columnatas. Estas instalaciones, sumadas a las famosas cavernas acondicionadas con fantásticas obras escultóricas, formaban un conjunto bastante teatral destinado a impresionar a cualquier persona.
Aparte, el complejo contaba con cuarteles y establos para la guardia pretoriana. Estos quedaban disimulados a los ojos del emperador y sus invitados tras un largo pórtico de dos naves, recorrido por un paseo que conducía a un nifeo. Esta fuente monumental estaba construida en el interior de una gruta y estaba flanqueada por dos pabellones columnados simétricos.
La gruta de Sperlonga
Más allá de sus habitaciones, si por algo es famosa la villa de Sperlonga es por el conjunto de esculturas halladas en el interior de una caverna acondicionada al gusto del emperador y su séquito. Frente a la entrada de la cueva, un gran estanque rectangular se prolongaba hacia el interior en una segunda piscina perfectamente redonda.
Delante de la gruta, el gran estanque rectangular tenía en su centro un podio cuyas paredes se habían rebajado para contener toda una serie de ánforas, empleadas para el desove de los peces. A este podio, sobre el que se alzaba un pabellón, se accedía en barca, y sobre él se edificó un comedor o cenatio rodeado de una columnata.
En él, tres triclinios (los divanes sobre los que comían los romanos) dispuestos en U se orientaban de tal manera que los comensales daban la espalda al mar. Asimismo, en el centro del comedor había un pequeño estanque adornado con cuatro estatuas de niños sentados o de pie que observaban a los comensales.
Frente a los invitados así colocados se desplegaba la piscina circular, en la que confluían las dos habitaciones de la caverna, situadas a izquierda y derecha. La entrada a la estancia de la derecha se encontraba parcialmente bloqueada por un grupo escultórico, mientras que la izquierda tenía las paredes forradas de mampostería y estaba decorada con conchas.
Este espacio seguramente albergaba otro comedor pavimentado de mármol, donde habría tenido lugar la famosa historia del desprendimiento de rocas en la que el prefecto del pretorio Lucio Elio Sejano salvó la vida al emperador Tiberio.
Cabe destacar que la distancia entre el comedor exterior y la cueva estaba perfectamente calculada para que fuera posible abarcar de un solo vistazo toda la escena presentada en su interior.
Aparte de las esculturas, en la gruta de Sperlonga se descubrió una placa de mármol con un poema inscrito firmado por un tal Faustino. El escrito, que compara la poesía de Virgilio con el arte del escultor de las obras de la cueva, fue redactado probablemente a posteriori, durante una estancia del emperador Domiciano (81 – 96 d.C.) en la villa. No obstante, también hay quien defiende que la placa es muy posterior, del siglo III o IV.
Además, existía un tercer estanque, más pequeño, situado a la izquierda de los dos principales, en comunicación con estos y con una serie de nichos perforados alrededor que seguramente servían como cobijos para patos. Este vivero quedaba oculto de la vista de los que estaban en la gruta por un saliente rocoso tallado en forma de proa de barco que exhibía la inscripción Nave Argos.
En definitiva, la caverna de Sperlonga, con sus espléndidas estatuas, constituía una teatral puesta en escena que debía maravillar a todo aquel que la viera. De hecho, semejante impresión queda reforzada por los asientos tallados en la roca de la gruta a uno y otro lado del estanque circular y por la estatua del rapto de Ganímedes ubicada en lo alto, en la cornisa que se alza sobre la entrada a la cueva.
Los grupos escultóricos de Sperlonga
Por su afán coleccionista, los romanos más ricos podían gastar grandes fortunas en convertir sus villas en verdaderas galerías de arte. En siglos posteriores, muchas de estas estatuas acabaron transformadas en cal en hornos medievales, pero otras lograron salvarse.
Tal fue el caso de las esculturas de Sperlonga, descubiertas en la década de 1950 pero fragmentadas en varios miles de trozos. Por este motivo, las piezas artísticas reconstruidas y recreadas hoy en día en el museo de Sperlonga contienen tanto yeso y resina actual como mármol original.
Los grupos escultóricos de Sperlonga son cuatro: Ulises y sus compañeros cegando al cíclope Polifemo mientras está recostado y dormido, el ataque de la monstruosa Escila sobre el barco de Ulises, el robo del Paladión por Ulises y Diomedes, y Ulises sosteniendo el cuerpo sin vida de Aquiles.
Las esculturas de Sperlonga
Un observador que estuviera recostado en el comedor del estanque de Sperlonga se fijaría en primer lugar en el grupo escultórico del ataque de Escila, colocado en el mismo centro de la piscina circular. Escila era un ser mitad mujer mitad monstruo marino espantoso que protegía el estrecho de Mesina (Sicilia) junto a Caribdis.
Para representarla, el escultor jugó hábilmente con la disposición de los marinos de Ulises devorados, ocultando con sus cuerpos parte del monstruo, más difícil de representar. Concretamente, lo que se mostraría de Escila sería su parte de mujer y una larga cola de pez que aferraba a un marino. Sobre el castillo de proa del barco, paralelo al monstruo, aparece un personaje, seguramente Ulises, blandiendo un madero.
Si el comensal miraba hacia el fondo a la derecha podía contemplar un largo podio sobre el que se alzaba el grupo escultórico del cíclope Polifemo cegado por Ulises y sus compañeros. Ocupaba un espacio piramidal, atravesado en diagonal por el enorme cuerpo recostado del cíclope y los marineros de Ulises a su alrededor.
Cuando los ojos de los invitados volvían al primer plano descubrían, a uno y otro lado de la entrada a la piscina circular, dos grupos escultóricos más pequeños. A la izquierda, un guerrero con casco sosteniendo el cuerpo de un compañero desnudo y muerto; a la derecha, Ulises y Diomedes llevando al campamento griego la estatua sagrada del Paladio, que acababan de robar en Troya. Respecto al primero, se ha teorizado que pudiera representar a Ulises con el cadáver de Aquiles, pero también se ha dicho que podría ser Menelao o el propio Aquiles con el cadáver de Patroclo.
En conclusión cabe decir que algunas villas romanas de Italia estaban decoradas con esculturas épicas mucho antes de Sperlonga, pero la originalidad de esta radica en su significado político. La familia Claudia afirmaba ser descendiente de Telégonos, hijo de Ulises, por lo que estos grupos artísticos demostrarían simbólicamente que el ascenso de Tiberio al trono estaba predestinado desde los tiempos inmemoriales de la guerra de Troya y la Odisea.
Bibliografía
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Golvin, J.C.; Salles, C. (2021). Palacios imperiales de la Roma antigua. Desperta ferro ediciones.
de Grummond, N.T.; Ridgway, B.S. (2000): From Pergamon to Sperlonga. Sculpture and context. University of California Press
VV.AA. (2019). El imperio romano. RBA Libros.