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HISTORIAE

Julio César en Egipto

César rechaza ver la cabeza decapitada de Pompeyo Magno-

Introducción

Tras su derrota en la batalla de Farsalia (agosto del 48 a.C.), Pompeyo Magno huyó junto a algunos de sus oficiales al Egipto de la dinastía ptolemaica, donde fue asesinado a traición delante de su familia y aliados. Solo tres días después del magnicidio, Julio César llegó a Alejandría para comenzar un nuevo capítulo de la historia de la segunda guerra civil romana. En este artículo vamos a ver un breve resumen de la estancia de Julio César en Egipto, centrándonos ahora solo en la llamada guerra de Alejandría contra los egipcios.

Obra del siglo XIX que recrea el momento justamente anterior al asesinato de Pompeyo Magno, tres días antes de la presencia de Julio César en Egipto
Obra del siglo XIX que recrea el momento justamente anterior al asesinato de Pompeyo Magno (Fuente: Sheppard, 2009)

La presencia de Julio César en Egipto

Julio César desembarcó en Alejandría el 2 de octubre del 48 a.C. con la idea de completar la victoria que había conseguido unas semanas atrás en Farsalia. Su enorme reputación y fortuna hacía de Pompeyo un enemigo muy poderoso, por lo que no había que concederle ningún periodo de gracia para que se reagrupara. De hecho, para viajar más rápido, César llevó consigo solo a una pequeña parte de su ejército, unos 4000 hombres (3200 legionarios y 800 jinetes).

A su llegada, el líder popular enseguida se enteró de la muerte de Pompeyo y, al poco, unos enviados del joven rey egipcio le presentaron su cabeza decapitada y su anillo de sello. Se dice que Julio César lloró cuando vio el anillo y evitó mirar la cabeza. A pesar de ser su mayor oponente, César nunca deseó matar a Pompeyo, solo deseaba obtener el reconocimiento social y político que creía merecer, y eso incluía al líder optimate.

Tras recibir la gran noticia, Julio César estableció su residencia en uno de los palacios del barrio real. Ahora que se había librado por casualidad de su rival, el general quería aprovechar su estancia en Egipto para explotar los recursos de un reino famoso por su riqueza que desde hacía años era poco más que un títere de la República romana.

En el inicio de la estancia de Julio César en Egipto, rechazó ver la cabeza decapitada de Pompeyo Magno en Alejandría
César rechaza ver la cabeza decapitada de Pompeyo Magno a su llegada a Alejandría (Fuente: Arrecaballo)

Julio César en Egipto: juez en la guerra civil

En el momento de la aparición de César, Egipto se encontraba en medio de una guerra civil. El testamento de Ptolomeo XII —muerto en el año 51 a.C.— especificaba que Egipto debía ser gobernado por sus dos hijos mayores, Cleopatra VII y Ptolomeo XIII. No obstante, los dos hermanos enseguida se pelearon por el poder, de modo que cuando César hizo acto de presencia en el país Ptolomeo XIII reinaba en solitario porque Cleopatra VII se había exiliado en Siria para reclutar un ejército con el que reconquistar el trono.

Puesto que César había sido en el pasado uno de los mayores apoyos del difunto Ptolomeo XII para mantenerse en el poder, pensó que ahora debía ser él quien ejerciera de árbitro en la disputa entre sus hijos. Para ello, lo primero que hizo fue convocar ante su presencia a los dos hermanos para invitarles a compartir pacíficamente el trono según los deseos de su padre. Al recibir la convocatoria, Cleopatra abandonó a sus tropas y partió rápidamente y en secreto hacia Alejandría. Acompañada por un sirviente de confianza, entró escondida en una bolsa de lavandería y apareció una noche en las habitaciones privadas de César. A partir de aquí se forjaría uno de los romances más famosos de toda la historia.

Cleopatra y César, obra de Jean Leon Gerome que recrea una de las anécdotas más importantes de la estancia de Julio César en Egipto
Cleopatra y César, obra de Jean Leon Gerome hecha en el siglo XIX (Fuente: Wikimedia Commons)

La violenta estancia de Julio César en Egipto

Mientras todo esto sucedía, la violencia contra la ocupación romana se había desatado en las calles de Alejandría. Potino el eunuco, regente de Ptolomeo XIII (que no tenía más de 13-14 años), dio la orden secreta de trasladar al ejército egipcio a la capital. Antes de que pudiera acudir en su ayuda cualquier refuerzo aliado, el pequeño batallón cesariano se vio rodeado por los más de 20.000 hombres del general Aquilas. Además, la mayor parte de la población apoyaba al ejército real o era neutral, ya que todos querían evitar que su reino fuera absorbido por la todopoderosa Roma. Confinados en el barrio real, los legionarios tuvieron que resistir los ataques egipcios de la mejor forma posible. Quizás lo más curioso de la situación es que tanto Potino el eunuco como Ptolomeo XIII estaban al principio en las líneas de César, a pesar de ser los que habían orquestado el levantamiento.

En uno de los asaltos de Aquilas, los romanos provocaron un incendio que luego se descontroló y afectó a algunos edificios. Algunos autores clásicos escribieron que el fuego habría quemado incluso la Gran Biblioteca de Alejandría, pero podemos afirmar con seguridad que no fue así, ya que ésta siguió siendo un gran templo del conocimiento durante varios siglos más. En este sentido, lo más probable es que las llamas solo afectaran a un almacén de rollos de papiro destinados a la exportación ubicado en la zona del puerto.

Con el paso del tiempo, las piezas de este tablero de ajedrez se fueron moviendo. Cuando se descubrió que Potino estaba en contacto con los sitiadores, César lo mandó ejecutar. Luego, Arsinoe, hermana de Cleopatra, tramó el asesinato de Aquilas para hacerse con el control de las tropas junto al eunuco Ganímedes. Por otro lado, el joven Ptolomeo XIII engañó al general romano para que le dejara salir de palacio y reunirse con los del otro bando. A pesar de estas importantes bajas y el cambio en el liderazgo, la guerra no se decantaba claramente para un bando, de manera que las huestes egipcias siguieron poniendo en graves apuros a los cesarianos. Entre otras cosas, los atacantes contaminaron el suministro de agua que llegaba al barrio real, por lo que los hombres de César tuvieron que cavar pozos para abastecerse.

Grabado del siglo XIX que recrea el incendio que supuestamente destruyó la biblioteca de Alejandría durante la estancia de Julio César en Egipto
Grabado del siglo XIX que recrea el incendio que supuestamente destruyó la biblioteca de Alejandría durante la estancia de Julio César en Egipto (Fuente: National Geographic Historia)

La guerra de Alejandría

Atrapado sin posibilidad de escapar, la única esperanza de Julio César era la ayuda exterior. Uno de sus aliados orientales, Mitrídates de Pérgamo, se apresuró a acudir al escenario egipcio al frente de fuerzas terrestres y marítimas, pero lo cierto es que no arribaron hasta principios de marzo del 47 a.C. Mucho antes, en el mes de diciembre, una nueva legión proveniente de Asia había logrado unirse a César por vía marítima, compensando así las pérdidas sufridas.

Aunque el refuerzo humano y las provisiones contribuyeron provisionalmente a la resistencia, los malos momentos siguieron sucediéndose. En un intento de conquista de la isla de Faros, por ejemplo, los romanos perdieron unos ochocientos hombres y el propio César tuvo que despojarse de su coraza y su capa para huir nadando del lugar de la batalla.

La guerra de Alejandría empezó finalmente a decantarse a favor de César cuando llegaron los soldados de Mitrídates de Pérgamo. Uno de los factores del éxito fue la presencia de un cuerpo formado por 3000 judíos liderados por Antipáter, delegado del sumo sacerdote Hircano II y padre del futuro Herodes el Grande. Al ver que una autoridad tan importante como Hircano se implicaba, la nutrida comunidad judía de Alejandría se pasó al bando romano.

Ilustración que representa a Julio César lanzándose al agua para huir de la batalla sin su coraza y su capa
Ilustración que representa a Julio César lanzándose al agua para huir de la batalla sin su coraza y su capa (Fuente: Arrecaballo)

Informados de este problema añadido, el grueso de las tropas egipcias se trasladó al este para intentar evitar que el ejército de Mitrídates se uniera al de César. La acción fue totalmente en vano y desembocó en una batalla definitiva en los alrededores del lago Mareotis a finales de abril del 47 a.C.. Después de una impactante derrota, Ptolomeo XIII huyó hacia el río Nilo, pero se ahogó cuando su embarcación se hundió. Aplastado el ejército (20.000 bajas enemigas frente a solo 500 bajas romanas, en palabras de César) y muerto el rey, Alejandría no tardó en rendirse a los romanos.

Los ajustes de Julio César en Egipto

Tras el final de la guerra, la estancia de Julio César se prolongó casi tres meses más con el objetivo de estabilizar la región. Como no podía ser de otra manera, comenzó por la familia real: Arsinoe fue hecha prisionera, Cleopatra VII fue restituida en el trono y otro de sus hermanos, Ptolomeo XIV, se convirtió en su nuevo esposo y cogobernante.

La muerte de Pompeyo Magno no significó el final de la guerra civil, pues sus partidarios seguían siendo tan hostiles como siempre. No obstante, las noticias que finalmente sacaron a Julio César de Egipto tenían que ver con la amenaza de una potencia extranjera. Antes de marcharse, en el verano del 47 a.C., César dejó tres legiones en Egipto para impedir cualquier tentativa de conquista por parte de los pompeyanos y para garantizar que Cleopatra estuviera a salvo. Al margen de todo romanticismo de leyenda, es bastante posible que los meses que ambos habían compartido en Alejandría hubieran forjado una auténtica y apasionada relación de amor que se reflejaría poco después en el nacimiento de su hijo, Ptolomeo XV Cesarión.

Bajorrelieve del templo de Dendera en el que se representa a Cleopatra VII y su hijo Ptolomeo XV Cesarión, fruto de la estancia de Julio César en Egipto
Bajorrelieve del templo de Dendera en el que se representa a Cleopatra VII y su hijo Ptolomeo XV Cesarión (Fuente: Wikimedia Commons)

Bibliografía

GOLDSWORTHY, A. (2016): César. La biografía definitiva. Madrid: La esfera de los libros.

HOLLAND, T. (2005): Rubicón: auge y caída de la República Romana. Barcelona: Planeta.

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, J. (2017): Diccionario de batallas de la historia de Roma. Madrid: Almena ediciones.

ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2007): Historia de Roma I. La República Romana. Barcelona: Cátedra.

SHEPPARD, S. (2009): César contra Pompeyo. Farsalia. Barcelona: Osprey Publishing.

Resumen
Las conquistas de Julio César en Egipto: la guerra de Alejandría
Nombre del artículo
Las conquistas de Julio César en Egipto: la guerra de Alejandría
Descripción
¿Cómo fue la problemática estancia de Julio César en Egipto? ¿Cómo fue el inicio de su relación con la reina Cleopatra VII?
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