Introducción
Agripa Póstumo fue el tercer hijo nacido del matrimonio entre Julia la Mayor y Marco Vipsanio Agripa. A pesar de que era, por tanto, nieto biológico del emperador Augusto, ni tuvo una vida sencilla ni disfrutó de los mismos honores que su abuelo les daba a sus hermanos, Cayo y Lucio César. Para colmo, acabó sus días exiliado en una isla y se le negó ser enterrado en el mausoleo familiar. Por ello, en este artículo vamos a hacer un breve resumen de la biografía de Agripa Póstumo para comprender mejor los motivos por los que Augusto repudió al último descendiente varón biológico que le quedaba.
La infancia de Agripa Póstumo
Marco Vipsanio Agripa Póstumo nació en el 12 a.C., pocos meses después de la muerte de su padre. Desde el principio de su existencia experimentó una vida diferente a la de cualquier otro joven de la alta aristocracia: nunca conoció a su padre, vio como condenaban a su madre cuando solo tenía diez años y asistió al ascenso imparable de sus hermanos mayores al mismo tiempo que a él nadie le hacía caso.
De hecho, Augusto solo le prestó atención en el 4 d.C. tras la inesperada muerte de Cayo César. El princeps se había quedado sin herederos, así que en mayo o junio de ese año decidió adoptar tanto a Tiberio como a Agripa Póstumo. Así, un descendiente de la familia Julia y uno de la familia Claudia pasaban a formar la nueva pareja de posibles sucesores y se evitaba dar la impresión de estar en un gobierno unipersonal hereditario.
Previamente, Augusto había obligado a Tiberio a adoptar a su sobrino Germánico, el hijo de Druso el Mayor, por lo que cuando el emperador lo adoptó no solo ganó con él un hijo sino dos nietos (Germánico más el hijo biológico de Tiberio, Druso el Joven).
Cabe destacar que Augusto nunca pensó en adoptar a los otros miembros varones de su entorno: los maridos de sus sobrinas, sus nietas y sus sobrinas nietas. Estaba claro que el emperador quería que el tema de la sucesión quedara exclusivamente en el ámbito de su familia cercana y no tenía pensado extenderlo más allá.
Un adulto conflictivo en la familia
La vida de Agripa Póstumo no mejoró con la adopción. Ahora pertenecía a la familia Julia, pero no disfrutó de ninguno de los honores asociados a ella. Para empezar, no se produjo ningún intento por acelerar su carrera y perfil público; de hecho, ni siquiera hubo prisa por convertirlo en adulto, ya que no vistió la toga virilis hasta un año después, a los diecisiete años.
A diferencia de sus hermanos, Augusto no tomó el consulado para presidir la ceremonia ni hubo celebraciones públicas. Tampoco se le nombró princeps iuventutis ni se le concedió un acceso temprano al Senado o a las magistraturas. Ni siquiera se habló de casarlo con otro miembro destacado del entorno de Augusto, como sí había sucedido cuando Germánico se casó con Agripina (hermana de Póstumo) y Livila (hermana de Germánico) se casó con Druso el Joven.
Yendo más allá, incluso se podría decir que Agripa Póstumo salió perdiendo con la adopción, ya que toda la herencia que tenía de su padre biológico pasó a estar a disposición de su padre adoptado. Más tarde esto sería un foco de disputas con su nueva familia, ya que el joven reclamaría poder acceder al patrimonio perdido y criticaría sobre todo a Livia Drusila (la esposa de Augusto).
El difícil carácter de Agripa Póstumo
Brutal, de humor violento, depravado de alma y de carácter, de temperamento impetuoso, feroz, salvaje… Estas son algunas de las palabras con las que historiadores antiguos como Dion Casio, Veleyo Patérculo o Suetonio, entre otros, describieron a Agripa Póstumo. En este sentido, solo Tácito llegó a decir algo positivo al escribir que el chico nunca se había visto envuelto en escándalos.
No sabemos hasta qué punto esta descripción está basada en hechos reales o es tendente a demonizarlo para blanquear las acciones de Augusto, pero está claro que, si no se llegó a comportar como el princeps esperaba de él, estaba un poco justificado. El joven había crecido casi sin padres, se había pasado toda la vida viendo cómo ascendían a sus hermanos y a él no, y encima le discriminaron y no le dieron un mayor reconocimiento cuando Augusto lo adoptó.
Por otra parte, muchos historiadores de todas las épocas han querido ver la mano negra de Livia Drusila en la caída en desgracia de Agripa Póstumo, pero es mucho más probable que él mismo causara su propia destrucción. Fuera como fuera, puede que la relación entre Augusto y Agripa Póstumo no fuera buena desde el 4 d.C. o antes, pero que aun así el emperador lo adoptara con la esperanza de que al crecer madurara y se convirtiera en una persona responsable, estable y capaz.
Agripa Póstumo en el exilio
Poco a poco la actitud de Agripa Póstumo fue desesperando más y más a Augusto. Finalmente, en el 6 d.C., cuando tenía solo dieciocho años, Augusto lo mandó a la ciudad de Surrentum (la actual ciudad de Sorrento, en la bahía de Nápoles), un popular sitio de vacaciones en el que debería recapacitar sobre su vida.
En vez de eso, parece ser que Agripa Póstumo se pasó la mayor parte del tiempo dedicado a su afición favorita, la pesca, así que el emperador tomó medidas más drásticas. Primero, revocó su adopción, por lo que Póstumo dejó de ser un Julio César y volvió a ser un Vipsanio Agripa. Luego, en el 7 d.C., fue exiliado a la diminuta isla de Planasia (la actual Pianosa), cerca de Córcega y Cerdeña. Allí vivió bajo una estricta vigilancia militar, aunque la isla no era demasiado incómoda porque tenía una villa, algunos baños y un pequeño teatro al aire libre.
La muerte de Agripa Póstumo
Tres meses antes de morir, en mayo del 14 d.C., un anciano Augusto declaró que abandonaba Roma durante un par de semanas para descansar en una de sus casas de campo. Sin embargo, en realidad tenía otros planes. Acompañado únicamente por un amigo íntimo, el emperador viajó a la isla de Planasia para visitar a su nieto.
Según algunos autores, Augusto y Agripa Póstumo mantuvieron una emotiva reunión donde no faltaron las lágrimas y los abrazos. No obstante, nada de ello alteró los planes del princeps, quien había redactado su testamento en el año anterior y no incluía al joven más que para indicar que no podía ser enterrado en el mausoleo familiar.
Como acto final de la tragedia de su vida, un veinteañero Agripa Póstumo fue asesinado en su isla de destierro al poco de fallecer Augusto. El verdugo fue un centurión de la guardia pretoriana, pero seguimos sin saber si la orden se la dio Tiberio, Augusto u otra persona. Al menos en lo que se refiere a Tiberio, el nuevo emperador negó enérgicamente haber sido el responsable, así que nunca sabremos si decía la verdad o mentía.
Agripa Póstumo, considerado por Augusto como una de sus «tres úlceras» (las otras dos serían Julia la Mayor y Julia la Menor), murió con apenas veintiséis años tras haber cometido un solo pecado capital: no haber querido o sabido vivir tal y como a su abuelo, el emperador, le habría gustado. Fuera responsable o no de su muerte, ahora Tiberio tenía el camino totalmente despejado para disfrutar del poder imperial.
Bibliografía
Everitt, A. (2008). Augusto, el primer emperador. Ariel.
Goldsworthy, A. (2014). Augusto. De revolucionario a emperador. La esfera de los libros.
Osgood, J. (2019). Roma. La creación del Estado mundo. Madrid: Desperta Ferro.
Southern, P. (2014). Augustus. Abingdon: Routledge.