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LARSA Y EL ASCENSO DE BABILONIA

Introducción

Tras la caída del Imperio de la Tercera Dinastía de Ur (al final del III milenio a.C.), termina la Edad del Bronce Antiguo. El periodo cronológico y cultural que le sigue ahora es el de las dinastías de Isin (2017-1794 a.C.) y Larsa (2025-1763 a.C.), contemporáneas entre sí, y pertenecientes a las culturas de la Edad del Bronce Medio. Sus primeras décadas de Historia se solapan con el final del Bronce Antiguo porque ésta, al igual que todas las transiciones en épocas históricas, es un cambio lento y progresivo que se va produciendo tras años y décadas.

Como decía cuando estudiábamos la Historia ágrafa, no es que un día se duerman siendo del Bronce Antiguo y al despertarse ya sean del Bronce Medio. En esta entrada lo que vamos a estudiar es la formación interna de la dinastía de Larsa y cómo se produjo contemporáneamente el imparable ascenso político de Babilonia. Grosso modo, podríamos decir que el predominio de las dinastías de Isin es sobre todo en la mayor parte del siglo XX a.C., mientras que el de las de Larsa lo es sobre todo en la mayor parte del siglo XIX a.C. Como veremos, será en la primera mitad del siglo XVIII a.C. cuando ambas ciudades son subyugadas al poder de la Babilonia contemporánea a Hammurabi.

Cronología general del periodo de Isin-Larsa por ciudades

Fundación y ascenso político

Tal y como vimos en la entrada anterior, los esfuerzos centralizadores y el declararse como herederos directos de los reyes de Ur no le sirvió de mucho a los reyes de la primera dinastía de Isin. La ciudad de Larsa se ha independizado, y funda su propia dinastía local en manos del amorrita Naplanum. Mientras avanza la progresiva decadencia de la dinastía de la ciudad de Isin en su segunda y tercera línea dinástica, el crecimiento de la ciudad de Larsa es imparable. En un principio, Larsa solo había sido una ciudad Estado situada entre dos importantes y amenazadores fuegos enemigos, el de Elam y el de Isin. Tendremos que esperar casi un siglo, hasta el último tercio del siglo XX a.C., para asistir al progresivo ascenso político de la ciudad de Larsa, protagonizado por el rey Gungunum. En primer lugar, quitó a Isin el dominio sobre las ciudades de Ur y Lagash, y quitó a Elam el de Susa. Además, dirigió unas cuantas exitosas expediciones contra Bashime (en la costa iraní del Golfo Pérsico) y contra Anshan (el interior continental de Bashime), y todo esto con una titulatura real propia de los antiguos reyes de Ur, «rey de Sumer y Akkad».

Los sucesores de Gungunum

Después del rey Gungunum vinieron Abi-Sare y Sumu-El, reyes de Larsa. Como era de esperar, Isin no se iba a quedar de brazos cruzados mientras veía como su hegemonía se derrumbaba, pero fue el rey Abi-Sare de Larsa quien frenó y frustró las aspiraciones de la segunda dinastía de Isin de recuperar las ciudades del sur que había perdido. En cuanto a Sumu-El, cabe destacar que fue el que extendió el dominio de Larsa hacia el norte, rodeando la ciudad de Isin, y haciéndose con el control de las ciudades de Nippur, Kazallu y Kish. De este modo, Larsa se convirtió en la potencia hegemónica de la zona, llegando a anexionar la propia Isin aproximadamente un siglo después de la llegada de Sumu-El al poder real de Larsa.

Posavasos de oro, bronce y plata de inicios del periodo Isin-Larsa

El resto del siglo XIX a.C. en Larsa

Podría decirse que el hecho de que tardara tanto esta caída de la independencia de la ciudad de Isin se debe casi, por así decirlo, a un milagro, ya que estaba arrinconada entre Larsa al sur y Kish al norte. Durante este siglo de «milagrosa» independencia, en el sur se produjeron con frecuencia catástrofes naturales, debido a las destrucciones que hicieron los desbordamientos del río Tigris y Eúfrates. A nivel militar, Larsa tuvo enfrentamientos con Eshnunna y Elam, pero sobre todo con Babilonia, potencia ascendente que finalmente, como todos sabemos, acabaría englobando todo para formar el imperio babilónico.

El ascenso hegemónico de Babilonia

Tras la caída del imperio de la Tercera Dinastía de Ur, muchas ciudades del norte de la Baja Mesopotamia, como Kish, Kazallu, Sippar o la propia Babilonia, habían recuperado una independencia que les había sido arrebatada desde tiempos del imperio de Akkad, logrando ahora una autonomía relativamente duradera. Sin embargo, de poco les sirvió ésta, ya que estas ciudades pronto se enzarzaron en interminables luchas por imponerse unas encima de otras. Y es precisamente Babilonia, la última en llegar al tablero de juego, la que acaba ganándole la partida a todos. El proceso de ascenso político de Babilonia lo podemos conocer a partir de la lista real babilónica, que empieza con el rey Sumu-Abum, contemporáneo al rey Sumu-El de Larsa. Después de que este rey luchara victoriosamente contra Dilbat y Kazallu, su hijo y sucesor, Sumula-El vence definitivamente a Kazallu y se anexiona además los dominios de Kish, con lo que se hace con gran parte del norte de la Baja Mesopotamia.

Fotografía sacada en 1932 mostrando parte de las ruinas arqueológicas de Babilonia

Ahora mismo en este momento, Babilonia es un gran reino que cuenta con muchas ciudades provinciales importantes, como la propia ciudad de Babilonia, Kish, Sippar, Dilbat, Marad o Kazallu. De este modo, para que nos hagamos un balance general global, mientras que en el sur crece la hegemonía de la ciudad de Larsa, en el norte crece y se consolida la de una Babilonia que ya le está echando ojos al sur. Y es que, como podemos apreciar en la tabla cronológica del principio, el predominio hegemónico de Larsa sobre el sur de la Baja Mesopotamia solo dura apenas unos treinta años, ya que en 1763 a.C. es finalmente conquistada por Babilonia.

Mapa de la Baja Mesopotamia en el que se distingue la ciudad de Larsa (al sur) e Isin (más centrada entre norte y sur)
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