Saltar al contenido
HISTORIAE

Las maldiciones en la antigua Roma

Artículo sobre las maldiciones romanas escrito por Marco Almansa, doctor en Historia.

Introducción

Queremos mostrar con este artículo cómo se realizaban las maldiciones romanas y cómo se protegían de ellas. Siempre teniendo en cuenta que los antiguos romanos eran muy supersticiosos, y que todo aquello que estuviera relacionado con los dioses, la magia, hechicería, etc. se lo tomaban muy en serio y en lo personal. El deseo de querer hacer daño no es algo que hayamos eliminado de nuestras vidas, pues ¿quién no ha hecho un corte de manga o mandado a alguien al quinto pino? Pretendemos demostrar cómo realmente, en este aspecto, no hemos cambiado apenas nada de los antiguos romanos.

Para los supersticiosos romanos, el uso y abuso de la magia era tan común que la utilizaban todo tipo de personas, independientemente de su clase social, oficio y situación. Podemos encontrar elementos mágicos en los amuletos fálicos, en colgantes en forma de mano, de dientes de jabalí, de amuletos geométricos o de aquellos que contenían a su vez un texto corto o largo, y para todas las edades.

Dentro de las maldiciones romanas, este es un texto de “abracadabra” que debía leerse de arriba abajo varias veces para que surgiera efecto deseado. Procedente del siglo III d.C. en un libro llamado Liber Medicinalis
Texto de “abracadabra” que debía leerse de arriba abajo varias veces para que surgiera efecto deseado. Procedente del siglo III d.C. en un libro llamado Liber Medicinalis

Un ejemplo lo tenemos con el abracadabra (que originalmente no se usaba como lo hacemos hoy con la magia para niños), un amuleto triangular que, eliminando progresivamente la última letra, se recitaba de arriba abajo, repitiendo cada línea tantas veces como uno creía necesario para conseguir la sanación. En este sentido, ¿no es verdad que hoy en día mucha gente repite constantemente un Padre Nuestro u otras oraciones en petición de curar, salvar o solucionar un problema, enfermedad o situación? No hemos cambiado nada, amigos.

¿Qué eran las maldiciones romanas?

Volviendo a las maldiciones, cabe destacar que han sido realizadas en todos los tiempos y culturas, desde fenicios o egipcios hasta griegos, germanos, mesopotámicos, etc. Más concretamente, las maldiciones romanas se realizaban en dos soportes distintos que compartían un mismo fin: dañar, torturar y perpetrar el máximo dolor a la otra persona. Se hacían en tablillas de plomo, generalmente, aunque es posible que también se realizaran en láminas de oro, plata, cera, madera, papiro o pergamino, denominadas tabulae defixionis o tablillas de maldición.

Para las maldiciones romanas se usaba el plomo porque, en primer lugar, era un material barato y cotidiano (pensemos que las tuberías eran generalmente de este metal); en segundo lugar, porque era un material muy fácilmente moldeable con pocas herramientas y fuerza; y en tercer lugar, por su color grisáceo y frío, que podría perfectamente vincularse a la tristeza o al desánimo, igual que cuando vemos el cielo de este color. Aun así, desconocemos el motivo por el que algunas maldiciones romanas se pudieran hacer en oro o plata; tal vez creían que con estos materiales se potenciaría el dolor o daño.

Ejemplo de las contra maldiciones romanas, inscrita por ambas caras, procedente de l'Hospitalet-du-Larzac (sur de Francia). En ella unas mujeres piden que se maldiga a otro grupo de mujeres hechiceras por haberles hecho una maldición
Dos partes de una tablilla de contramaldición, inscrita por ambas caras, procedente de l’Hospitalet-du-Larzac (sur de Francia). En ella unas mujeres piden que se maldiga a otro grupo de mujeres hechiceras por haberles hecho una maldición

También existían unas figurillas que, en algunos casos, servían para ser clavadas con agujas y en otros, seguramente la mayoría, para ser escondidas en cajitas de plomo, denominadas kolossoi, similar al muñeco “vudú”. Su uso se basaba en una magia arcaica, heredada de otras culturas mediterráneas.

¿Cómo se hacían las maldiciones romanas?

El procedimiento para hacer maldiciones romanas era el siguiente: en las tablillas ya mencionadas, se invocaba a algunas divinidades, generalmente del inframundo, aunque también conocemos algunas otras que mencionan a Isis, Marte, Osiris, las ninfas, seres del Hades, Deméter, Júpiter, etc., Después, lo que se hacía era identificar a quién se quiere hacer daño.

El nombramiento de varios dioses se hacía lo más críptico posible, es decir, sin poner las vocales. Incluso en algunos casos nos encontramos nombres en un griego mezclado con latín y con faltas de ortografía, y en otros se acompañaban con signos y símbolos, algo que no es baladí ni decorativo, puesto que era para evitar una contramaldición. Los romanos querían perpetrar el mayor sufrimiento posible a sus contrincantes, por eso se decía que debían ser torturados en la cama, que se quedasen ciegos, que se les cayeran los brazos, que no tengan voz, que se queden ciegos, sordos, atontados, estériles, con el corazón podrido y su carruaje roto, etc.

Ejemplo de maldiciones romanas. Kolossoi confinado en una caja de plomo conservado en el Museo del Louvre
Kolossoi confinado en una caja de plomo conservado en el Museo del Louvre

Teniendo el material en mano, se ofrece una víctima animal (perro, ave, conejo, etc.) siempre y cuando sea de color oscuro, pues esta gama de color, sobre todo el negro, estaba asociada al inframundo. Una vez que se tenía hecho todo esto, venía la segunda fase: en caso de tener el dinero suficiente, se ordenaba la fabricación de una especie de muñeco “vudú” en cerámica en el que se representaba, mediante agujas, el lugar del daño que se quería infligir. En caso de que la figurita fuera de plomo, se guardaba en una cajita de este metal con la identificación de la persona a la que se maldecía grabada en el interior de la tapa.

Aplicación de las maldiciones romanas

A continuación, estas maldiciones romanas entraban en la tercera fase. Por un lado, se debía situar la cajita con el muñeco dentro en un lugar no localizable y, por otro lado, la tablilla de maldición enrollada y fijada con un clavo atravesándola, para adherir así la maldición a la persona. Los romanos acudían al cementerio más cercano, y en una de las tumbas depositaban la tablilla o varias que hicieran, guardadas en un cuenco cerámico. El muerto servía como mensajero de la maldad a los seres infernales y éstos harían el cometido que le habían solicitado, siempre y cuando esté todo claramente escrito en la tablilla.

Figuras de muñecos “vudú” o kolossoi para maldiciones romanas
Figuras de muñecos “vudú” o kolossoi. A la izquierda, muñeca con trece agujas realizada por el grupo de recreación Mos Religiosvs. A la derecha, muñeca real kolossoi del s. II d.C. en el Museo del Louvre

En otro lugar, por ejemplo, otra tumba lejana o un pozo, se depositaba la cajita con el muñeco de plomo. De esta forma, si alguien quería realizar una contra maldición, tendría que buscar en dos lugares distintos, exhumando todas las tumbas de todos los cementerios o buscar en pozos, para encontrar la otra parte de este puzle de la maldición.

Las maldiciones romanas no se acabaron una vez que se instauró el cristianismo como religión oficial del Imperio, puesto que nos las encontramos hasta bien entrado el s. V d.C. e incluso nombrando a los ángeles, arcángeles, Cristo, etc. El motivo por el que los romanos, de cualquier periodo y clase social, utilizaban esta magia era para dañar a un contrincante político, a un auriga o atleta del equipo contrario, a alguien que robaba algún objeto personal o, incluso, por amor. Sí, por amor, pues tanto mujeres como hombres maldecían casi por igual. En este caso, se pedía que la otra persona se enamorase de quien realizaba la maldición, y en caso contrario, que se quedase estéril, ciego/a, mudo/a, etc. vamos, lo que viene siendo «o estás conmigo o no estarás con nadie».

Todas estas maldiciones romanas se ejecutan de forma artesanal dentro del grupo de recreación histórica Mos Religiosvs, donde se recrean las costumbres, eventos y tradiciones religiosas de la antigua Roma. Todo siempre fuera del neopaganismo, pero sí centrado en la investigación, documentación y divulgación histórica.

Algunas de las tablillas de maldiciones romanas que realiza el grupo Mos Religiosvs, basadas en las halladas en lugares desde Hispania, norte de África, Italia, etc.
Algunas de las tablillas de maldición que realiza el grupo Mos Religiosvs, basadas en las halladas en lugares desde Hispania, norte de África, Italia, etc.

Bibliografía

AUDOLLENT, A. (1904): Defixionum tabellae, Guía nº. 756, París.

CALVO MARTÍNEZ, J.L.; SÁNCHEZ ROMERO, M.D. (1987): Textos de magia en papiros griegos. Editorial Gredos, Madrid.

FRAZER, S.J.G. (1981): La rama dorada. Magia y religión. Fondo de Cultura Económica, Madrid

JORDAN, D. R. (1985): “A Survey of Greek Defixiones not Included in the Special Corpora”, en GRBS 26, pp. 151-197.

LÓPEZ JIMENO, A. (1991-1992): “El uso del matrónimo en los textos griegos de maldición”, en RICUS (Filología), XI, 2, pp. 163-180.

LÓPEZ JIMENO, A. (2001): Textos griegos de maleficio. Editorial Akal, Madrid.

GAGER, J. G. (1992): Curse tablets and binding spells from the ancient world. Oxford University Press, New York.

KOTANSKY, R. (1994): Greek Magical Amulets: the inscribed gold, silver, copper and bronze lamellae (Part I: Published Texts of Known Provenance), Papyrologica Coloniensia 22/1. Opladen, Westdeutscher Verlag.

JORDAN, D. (2002): “Remedium amoris: a curse from Cumae in the British Museum”, en Ancient Journeys: Festschrift for Eugene Lane.

OGDEN, D. (1999): “Binding Spells: Curse Tablets and Voodoo Dolls in the Greek and Roman Worlds”, en In Witchcraft and Magic in Europe: Ancient Greece and Rome, ed. Bengt Ankarloo and Stuart Clark, pp. 3-90, University of Pennsylvania Press, Filadelfia.

Artículo sobre las maldiciones romanas escrito por Marco Almansa, doctor en Historia.

Resumen
Las maldiciones romanas: magia y superstición en la antigua Roma
Nombre del artículo
Las maldiciones romanas: magia y superstición en la antigua Roma
Descripción
¿Qué eran las maldiciones romanas y qué objetivo tenían? ¿Cómo era el procedimiento para maldecir a alguien en la antigua Roma?
Autor
Web
Historiae
Logo de la web

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Óscar Hernández Abreu.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Sered.net que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comentarios (2)

Interesante

Responder

La figurita metida en un sarcófago etiquetada como «Kolossoi confinado en una caja de plomo conservado en el Museo del Louvre» no se encuentra en el Louvre sino en el Museo del Cerámico de Atenas.
Kolossoi es plural, debería poner «Kolossos»

Responder