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HISTORIAE

La muerte del emperador Tiberio

La muerte de Tiberio, de Jean Paul Laurens

Introducción

El 16 de marzo del 37 d.C. se produjo la muerte de Tiberio, a los 78 años de edad. Su retiro de la vida pública, su tormentosa vida familiar y su caza de brujas contra la nobleza hicieron que muchos escritores antiguos quisieran escribir largo y tendido sobre sus últimas horas de vida, las causas de su muerte y los días posteriores a ella. Por eso, en este artículo vamos a hacer un resumen de esos momentos para comprender cómo murió Tiberio y cómo el joven Calígula se convirtió en su sucesor.

Busto del emperador romano Tiberio en Módena, Italia
Busto del emperador Tiberio en Módena, Italia (Fuente: Depositphotos)

Los últimos días de Tiberio

En marzo del año 37, Tiberio abandonó temporalmente su residencia en la isla de Capri para pasar una temporada viajando por la región de Campania. A pesar de su edad, el emperador insistía en mantener una agenda pública activa. Durante su estancia en Circeii (a unos 100 kilómetros al sur de Roma), participó en maniobras militares y en unos juegos de disparo de dardos a un jabalí soltado al efecto.

Expuesto al frío de esa época, el emperador Tiberio enfermó, probablemente de neumonía. Al principio restó importancia a los síntomas, pero, cuando estos aumentaron, quiso regresar a Capri. Sin embargo, el mal estado del mar impedía realizar la travesía, así que se estableció en una villa de su propiedad en el cabo Miseno. Allí, en esa mansión que había pertenecido a Cayo Mario, tuvo lugar la muerte de Tiberio.

Como si de un signo divino se tratase, un horrible terremoto golpeó la bahía de Nápoles e hizo que un faro construido en Capri en lo alto de un acantilado se derrumbase y cayera al mar. El anciano princeps, apasionado de la interpretación de la voluntad de los dioses, entendió ese suceso como una señal de que la muerte llamaba a su puerta.

Reconstrucción del aspecto de la villa Iovis de Tiberio en Capri hecha por Jean-Claude Golvin
Reconstrucción del aspecto de la villa Iovis de Tiberio en Capri hecha por Jean-Claude Golvin (Fuente: Web de Jean-Claude Golvin)

 

¿Cómo murió Tiberio? Teorías y fabulaciones

¿Cómo murió Tiberio? Esa es la gran pregunta a la que trataron de responder autores como Tácito, Dion Casio, Suetonio o Séneca el Retórico. Tal y como veremos ahora, los tres primeros escribieron distintas teorías sobre su asesinato, mientras que el último defendió una muerte de Tiberio por causas naturales.

Tácito dice lo siguiente: «El 16 de marzo se le cortó la respiración y se creyó que había terminado su vida mortal […] de repente se anuncia que Tiberio recupera la voz y la vista y que pide que le lleven alimento para rehacerse […] Macrón, sin temblar, manda que ahoguen al viejo echándole mucha ropa encima y que salgan de la habitación».

Por su parte, Dion Casio escribió que «puesto que Cayo temía realmente que se recuperase, no le proporcionó ningún alimento, aunque él lo solicitaba […] Además le tendió por encima muchas gruesas mantas, como si necesitara calor, y lo ahogó con la ayuda, en parte, de Macrón».

La muerte de Tiberio, obra de Jean-Paul Laurens hecha en el siglo XIX
La muerte de Tiberio, obra de Jean-Paul Laurens hecha en el siglo XIX (Fuente: Wikimedia Commons)

En su biografía de Calígula, Suetonio afirma que este «envenenó a Tiberio, según la opinión de algunos, e hizo que le quitaran el anillo mientras aún respiraba; mas como este parecía querer retenerlo, mandó que le echaran encima una almohada e incluso lo ahogó con sus propias manos».

No obstante, en su biografía de Tiberio, el historiador recoge todas las teorías ya vistas: «hay quienes creen que Cayo le administró un veneno lento y corrosivo; otros piensan que se le negó el alimento que ansiaba durante una bajada repentina de la fiebre; algunos, por último, que fue asfixiado con la almohada».

Este mismo historiador es quien nos transmite la versión de Séneca el Retórico: «de repente, después de haber llamado a sus criados sin que ninguno de ellos respondiera, se levantó y, al faltarle las fuerzas, cayó muerto no lejos del lecho».

Dada la variedad de versiones sobre el presunto asesinato de Tiberio, y teniendo en cuenta su delicado estado de salud de sus últimos días, seguramente la teoría de Séneca el Retórico sea la más verosímil. Es muy tentador dejarnos llevar por las teorías más melodramáticas y morbosas, pero la verdad seguramente fue más sencilla. Tiberio Julio César murió solo.

Fotograma de la película Calígula (1979) en la que se ve a Calígula en primer plano y a Nevio Sutorio Macrón al fondo izquierda
Fotograma de la película Calígula (1979) en la que se ve a Calígula en primer plano y a Nevio Sutorio Macrón al fondo izquierda (Fuente: IMDb)

La muerte de Tiberio: reacciones y consecuencias

El mismo 16 de marzo, Nevio Sutorio Macrón consiguió que, tanto los pretorianos como los soldados de la flota de guerra anclada en la bahía de Nápoles, reconocieran a Calígula como el nuevo emperador. Inmediatamente después se enviaron cartas a los gobernadores provinciales y a los jefes militares repartidos por el imperio.

Esto iba totalmente en contra de los deseos de Tiberio. En su testamento, el princeps había establecido que sus herederos eran, en plena igual de condiciones, su nieto adoptivo Calígula y su nieto biológico Tiberio Gemelo. No obstante, el prefecto del pretorio no estaba dispuesto a permitir que su protegido no tuviera el poder absoluto.

El régimen de velada autocracia que había creado Augusto y había intentado continuar Tiberio se había quitado la careta. Por primera vez, las fuerzas armadas habían impuesto a un líder supremo que no solo es que no tuviera ninguna experiencia militar o política, sino que no había tenido el visto bueno previo del Senado e iba en contra de la última voluntad de su predecesor.

Apenas recibida la noticia de la muerte de Tiberio en Roma, el 18 de marzo, los cónsules convocaron una sesión urgente del Senado en la que aclamaron al joven Cayo y le juraron fidelidad. No contentos con ello, la Cámara envió una delegación de senadores y equites al cabo Miseno para presentar sus respetos al nuevo princeps y transmitirle sus felicitaciones.

Ilustración de Reinier Vinkeles hecha en 1804 que muestra la muerte de Tiberio Gemelo
Ilustración de Reinier Vinkeles hecha en 1804 que muestra la muerte de Tiberio Gemelo por orden de Calígula (Fuente: Google Arts&Culture)

El cortejo fúnebre de Tiberio

Una vez que Calígula tuvo asegurado el poder, llegó la hora de trasladar el cadáver de Tiberio a Roma. Acompañado por el joven, vestido de luto, el majestuoso cortejo fúnebre se puso en marcha.

Se repetía así lo sucedido en el 14 d.C. con la muerte de Augusto, aunque había dos diferencias importantes: por una parte, el ataúd lo transportaron soldados, no los políticos locales de cada lugar por el que pasaban; por otra parte, la gente mostraba constantemente su alegría por la muerte de Tiberio y el ascenso del hijo de Germánico.

En palabras de Suetonio, cuando la gente veía a Cayo «le llamaban su estrella, su polluelo, su muñequito, su niño». En Roma, «la gente se echó a correr en todas direcciones, mientras unos gritaban ‘¡Tiberio al Tíber!, otros rogaban a la madre Tierra y a los dioses Manes que no acogieran al muerto'». En contraposición, por Italia se sacrificaron miles de animales para pedir que el joven emperador consiguiera la gracia de los dioses.

Busto de Calígula en la Gliptoteca Ny Carlsberg de Copenhague
Busto de Calígula en la Gliptoteca Ny Carlsberg de Copenhague (Fuente: Wikimedia Commons)

La procesión llegó a Roma el 28 de marzo. Calígula se presentó ante al Senado y protagonizó otro momento sin precedentes. En presencia de senadores, equites y pueblo llano, recibió en bloque casi todos los poderes y honores que Augusto había reunido en su persona: la potestad tribunicia, el imperium proconsular y el título de Augusto. Únicamente rechazó el cargo de pontífice máximo y el título de Padre de la Patria, que resultaba un poco absurdo para un joven que solo tenía veinticuatro años. Así, desde ese instante, su nombre oficial era Cayo César Augusto Germánico.

La muerte de Tiberio: funeral y entierro

Después de la muerte de Tiberio y el traslado de su cadáver, la solemne celebración de su funeral de Estado tuvo lugar en Roma el 3 de abril. El propio Calígula, vestido de luto, pronunció un discurso fúnebre que, más que una alabanza de Tiberio, fue un elogio de su bisabuelo Augusto y su padre Germánico. Tras la ceremonia de cremación, las cenizas del princeps fueron depositadas en el mausoleo de Augusto.

Ni con Tiberio descansando por fin en su tumba cesaron los ataques y menosprecios contra él y su autoridad. Por un lado, el Senado anuló por completo su testamento, alegando, según cuenta Dion Casio, que «estaba redactado por alguien que había perdido el juicio». En realidad, esto era para no cumplir la cláusula que establecía el poder compartido entre Calígula y Tiberio Gemelo.

Estado actual del mausoleo de Augusto en Roma
Estado actual del mausoleo de Augusto en Roma (Fuente: Wikimedia Commons)

Curiosamente, Tiberio Gemelo no tardaría mucho en ser asesinado por orden de Calígula, cumpliendo la profecía que, si hacemos caso a Tácito, lanzó Tiberio en sus últimos momentos de vida: «Al tiempo le dijo, abrazando entre abundantes lágrimas al menor de sus nietos y ante la mirada feroz del otro: ‘a éste lo matarás tú, y a ti te matará otro’ «.

Por otro lado, Tiberio se convirtió en uno de los pocos soberanos del Imperio Romano que no fue divinizado tras su muerte, aunque tampoco se llegó al extremo de condenarle a una damnatio memoriae. Evidentemente, a los senadores no les hacía ninguna gracia honrar de tal manera a la persona que había provocado tanto terror y muerte entre sus filas a través del delito de maiestas.

En un último juicio sobre Tiberio, cabría preguntarse si se puede separar al hombre del emperador. No hay duda de que su carácter fue opuesto al de Augusto y de que sus circunstancias vitales le condujeron a muchos disgustos y malas decisiones personales.

Sin embargo, su acción al frente del imperio romano fue mayormente positiva. Consolidó las fronteras exteriores del imperio, frenó toda oposición interna al ejercicio de su poder y se aseguró de que el régimen creado por Augusto se mantuviera. De esa manera, el principado que él mismo había visto nacer duraría todavía varios siglos más.

Obra de Eustache Le Sueur hecha en 1647 en la que se recrea el momento en el que Calígula, después de la muerte de Tiberio, deposita las cenizas de su madre y su hermano, después de trasladarlas desde la isla prisión donde estaban (Fuente: Wikimedia Commons)
Obra de Eustache Le Sueur hecha en 1647 en la que se recrea el momento en el que Calígula deposita las cenizas de su madre y su hermano, después de trasladarlas desde la isla prisión donde estaban (Fuente: Wikimedia Commons)

Bibliografía y fuentes

Barrett, A. (2008). Lives of the Caesars. Blackwell Publishing.

Dion Casio (2016). Historia romanaLibros L-LX. (Trad. Juan Manuel Cortés Copete). Gredos.

Holland, T. (2017). Dinastía. La historia de los primeros emperadores de Roma. Ático de los libros.

Levick, B. (2005). Tiberius the politician. Routledge.

Roldán Hervás, J. M. (2008). Césares. La esfera de los libros.

Roldán Hervás, J.M. (2012). Calígula. El autócrata inmaduro. La esfera de los libros.

Seager, R. (2005). Tiberius. Blackwell Publishing.

Strauss, B. (2020). Diez Césares. Edhasa.

Suetonio (2018). Vidas de los doce césares. (Trad. Rosa Mª Agudo Cubas). Gredos.

Tácito (2017). AnalesLibros I-VI. (Trad. José Moralejo). Gredos.

Winterling, A. (2011). Caligula. A biography. University of California Press.

Resumen
La muerte de Tiberio (37 d.C.): ¿asesinato o enfermedad?
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La muerte de Tiberio (37 d.C.): ¿asesinato o enfermedad?
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La muerte de Tiberio (16 de marzo del 37 d.C.) ha hecho correr ríos de tinta. Diversos autores se preguntan cómo murió Tiberio en Miseno
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