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HISTORIAE

Breve introducción a Cartago

¿Qué fue Cartago?

Desde su fundación en el siglo IX a.C., la colonia fenicia de Cartago (en la costa del actual Túnez) estaba destinada a convertirse en la mayor potencia de todo el Mediterráneo. Una boyante economía comercial, una base agrícola altamente organizada y efectiva y un buen clima favorecieron a una ciudad que pudo presumir en el siglo V a.C. de tener, supuestamente,  400.000 habitantes, edificios de varias plantas, sistema de alcantarillado, una flota permanente de naves de guerra y un gran puerto.

Con el paso de los siglos, Cartago logró imponer su sello político y cultural a muchas zonas de alrededor, por lo que una gran parte de los habitantes del sur de la península Ibérica, Cerdeña, Sicilia, las islas Baleares y el norte de África se fueron integrando progresivamente en sus redes comerciales. Sin embargo, el futuro prometedor de la metrópolis se vio amenazado cuando entró un nuevo jugador en el tablero político mediterráneo. En torno al año 300 a.C., Roma tenía un territorio y una economía mucho menores que las de Cartago, pero aun así supo imponerse durante el desarrollo del mayor conflicto bélico de la Antigüedad: las Guerras Púnicas.

Ilustración que recrea la vida cotidiana en las casas y calles de Cartago
Ilustración que recrea la vida cotidiana en las casas y calles de Cartago (Fuente: Jean Claude Golvin)

La fundación de Cartago: mito y verdad

Según la leyenda, Cartago fue fundada por una princesa fenicia llamada Dido o Elisa en el año 814 a.C. Originaria de Tiro, Dido había huido de la ciudad después de que su hermano, el rey Pigmalión, asesinara a su marido, un sacerdote del dios Melkart llamado Acerbas. Tras una primera escala en Chipre, una nutrida comitiva de colonos navegó hasta desembarcar en las costas del actual Túnez, en una bahía junto a la que se alzaba una colina.

Al ver que Hiarbas, el reyezuelo local, quería impedir ese asentamiento, Dido lo convenció de que solo le vendiera el terreno que abarcase una piel de buey extendida, diciendo que era para que sus compañeros pudieran descansar antes de zarpar de nuevo. Ingeniosamente, la princesa hizo cortar la piel en finas tiras, de modo que al estirarlas obtuvo la superficie suficiente como para fundar su ciudad. El rey indígena, asombrado por la inteligencia de Dido, insistió en que declararía la guerra a la colonia si no podía tomar a la princesa como su esposa. Dido, entre sollozos y lamentos, les aseguró a sus compañeros que haría lo que pedían, pero al cabo de tres meses mandó erigir una pira funeraria donde se subió y se quemó viva o se atravesó el pecho con un cuchillo, dependiendo de la versión de la leyenda.

"Dido construye Cartago", obra del pintor inglés William Turner realizada en 1815
«Dido construye Cartago», obra del pintor inglés William Turner realizada en 1815

Sin que sirva de precedente, en los últimos años la arqueología ha confirmado que, a pesar del carácter legendario y poco verosímil del relato, las fechas no estaban demasiado desajustadas. Una inscripción asiria databa la fundación de Cartago entre el 825 y 820 a.C., y lo cierto es que esta fecha ha sido confirmada por las dataciones de radiocarbono. Las investigaciones arqueológicas también han podido determinar que las casas, de planta rectangular, se construían en varias alturas y contaban con terrazas y pequeños patios interiores. Además, desde muy temprano se desarrolló un urbanismo organizado en torno a calles y plazas, a lo que hay que sumar los puertos, algunos espacios sagrados y las murallas.

La sociedad de Cartago

Gracias a su próspera actividad comercial, Cartago era un enorme foco de atracción para todo tipo de comerciantes, ingenieros, artesanos, eruditos y aventureros. A ellos se añadían soldados mercenarios procedentes de lugares como Grecia, Italia, la Galia, la península Ibérica y el norte de África, conformando el armazón expansivo de la ciudad. En este sentido, cabe destacar que los cartagineses practicaron un modelo colonizador más propiamente griego, rompiendo así la tradición de las colonias comerciales fenicias de no mostrar interés en controlar el territorio circundante.

Parte del yacimiento arqueológico de la ciudad de Cartago en la actualidad
Una pequeña parte del yacimiento arqueológico de la ciudad de Cartago en la actualidad

Esta evolución fue posible gracias a que, prácticamente desde sus inicios, colonos e indígenas, más los extranjeros después, compartieron los mismos espacios urbanos. De hecho, gran parte de la aristocracia cartaginesa estaba unida por vínculos de parentesco con las familias griegas dirigentes de Sicilia o con las estirpes númidas del norte de África. Eso no significa que Cartago no conservara sus señas de identidad en lo que a lengua y cultura se refiere, tal y como se demuestra en los yacimientos arqueológicos de la ciudad. Parecía que los cartagineses habían tardado poco en darse cuenta de que una sociedad mestiza es una sociedad rica.

El gobierno de Cartago

En su origen, Cartago había sido una monarquía con un carácter fuertemente religioso. Sin embargo, en el siglo III era una república en la que los principales funcionarios con poderes ejecutivos estatales eran los llamados sufetes, elegidos anualmente. La riqueza y los méritos logrados eran igual de importantes en su elección, puesto que ostentaban el poder supremo tanto en el ámbito civil como en el religioso, no así en el militar.

Por otra parte, el llamado Consejo de los Treinta Ancianos actuaba con capacidad consultiva, y había otro tribunal, el Consejo de los Ciento Cuatro, que se encargaba de supervisarle y del que probablemente procedía aquel. Si los sufetes y los Ancianos estaban de acuerdo en una decisión, tenían capacidad para llevarla a cabo. Si no llegaban a un acuerdo, entonces se presentaban las propuestas ante la Asamblea del Pueblo, donde ningún ciudadano tenía permitido presentar contrapropuestas.

Ilustración panorámica que recrea el aspecto global de la ciudad de Cartago vista desde el interior
Ilustración panorámica que recrea el aspecto global de la ciudad de Cartago vista desde el interior (Fuente: Jean Claude Golvin)

Más allá de estas pinceladas básicas, el funcionamiento institucional interno de Cartago es bastante desconocido. Aun así, es curioso que filósofos griegos tan relevantes como Aristóteles elogiaran a Cartago por su forma de gobierno equilibrada, fruto de los mejores elementos de la monarquía, la oligarquía y la democracia. En general, todos los indicadores coinciden en señalar que uno de los factores que permitió la gran expansión de Cartago por el Mediterráneo Occidental fue su gran estabilidad política. Lo que no sabían los cartagineses es que pasarían a la Historia no tanto por todos sus logros económicos, militares y políticos, sino por haber sido el trampolín que permitió que Roma empezara a convertirse en el Imperio universal que un día llegaría a ser.

Bibliografía

BARCELÓ, P. (2019): Las guerras púnicas. Madrid: Editorial Síntesis.

GOLDSWORTHY, A. (2002): La caída de Cartago. Las Guerras Púnicas 265 – 146 a.C. Barcelona: Ariel Historia.

PRADOS MARTÍNEZ, F. (2015): «La fundación de Cartago: el origen de la gran potencia mediterránea», en Historia National Geographic, nº 139, pp. 40-49.

ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2007): Historia de Roma I. La República Romana. Barcelona: Ediciones Cátedra.

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Introducción a Cartago, la mayor enemiga de la antigua Roma
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Introducción a Cartago, la mayor enemiga de la antigua Roma
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¿Cómo Cartago, una colonia fundada en Túnez por los fenicios, pudo convertirse con el paso del tiempo en la mayor potencia mediterránea que había existido?
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Comentarios (3)

Muy interessante…Ebe

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Me interesaría saber más de la era del vandalismo en Cartago.

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Excelente introducción

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