Introducción
Todos conocemos el antiguo Egipto de Tutankhamon, Cleopatra VII, Mentuhotep II, el de las Pirámides de Guizá, Abu Simbel o el templo de Luxor, pero… ¿cómo era la tierra del Nilo antes de la llegada de los todopoderosos faraones que la dominarían durante más de 3000 años? Mucho antes de que Narmer se convirtiera en el primer soberano del país unificado, en Egipto ya se habían desarrollado durante siglos varias culturas locales, aglomeradas en lo que conocemos como el periodo predinástico egipcio.
Dado el objetivo divulgativo de esta revista, no vamos a ahondar en los debates científicos sobre este tema, sino que nos centrarernos en las culturas plenamente predinásticas: el Badariense (aprox., 4400 – 3800 a.C.), el Amraciense (aprox., 3800 – 3600 a.C.) y el Gerzense (3600 – 3200 a.C.) en el Alto Egipto, y el complejo cultural de Maadi-Buto (aprox., 4000/3600 – 3200 a.C.) en el Bajo Egipto.
El Badariense, la primera gran cultura del predinástico egipcio
El Periodo Predinástico egipcio comienza en las zonas medias de Egipto con la llamada cultura Badariense, nombre dado para agrupar a una serie de yacimientos arqueológicos −seiscientas tumbas con ricos ajuares funerarios y cuarenta asentamientos poco investigados− distribuidos a lo largo de más de treinta kilómetros de la orilla oriental del Nilo. Al principio se pensó que era una cultura restringida a la zona que le da nombre, El Badari, pero más recientemente se han encontrado objetos muy características de ella en zonas mucho más meridionales y orientales.
Más allá de su relevancia como primera demostración del uso de la agricultura en el Alto Egipto, la cultura Badariense es conocida sobre todo por sus necrópolis en el desierto. Todas las tumbas son simples agujeros ovalados en el suelo que, en muchas ocasiones, contienen una estera sobre la que se coloca el cadáver. Por lo general, estos cuerpos se encuentran en una posición fetal no demasiado encogida, reposando sobre el costado izquierdo, con la cabeza dirigida hacia el sur y mirando hacia el oeste.
Llaman la atención sus ricos ajuares funerarios, que dan a entender una distribución desigual de la riqueza y, por tanto, la existencia de una cierta estratificación social. Esta tesis queda reforzada además por el hecho de que las tumbas más ricas tiendan a separarse de las demás en zonas concretas de la necrópolis.
El auge del predinástico egipcio: la cultura Nagada I
La civilización o cultura de Nagada nació poco después en el tiempo del final del Badariense y algo más al sur que ésta. Concretamente, abarca todos los territorios anteriormente ocupados por el Badariense más la región de Tebas, ya en pleno Alto Egipto. Esta segunda gran fase del periodo Predinástico recibe su nombre del yacimiento arqueológico de Nagada, donde el famoso egiptólogo Flinders Petrie descubrió un enorme cementerio de más de 3000 tumbas en 1892. Estos enterramientos consisten en poco más que el cuerpo en posición fetal sobre el costado izquierdo, envuelto en una piel de animal, cubierto a veces por una estera y depositado en agujeros ovalados sencillos excavados en la arena.
Comparados con los importantes hallazgos del mundo de los muertos, los restos conservados de los asentamientos humanos de Nagada I son pobres y escasos. Los edificios, construidos mediante una mezcla de barro y materiales orgánicos, no se han conservado bien, por lo que no han podido ser bien estudiados por los arqueólogos. Este desconocimiento afecta directamente a nuestro entendimiento de las formas de vida de Nagada I, de modo que solo podemos teorizar sobre ellas a partir de otras evidencias, tales como la presencia de animales domésticos en el ajuar funerario: cabras, ovejas, bóvidos y cerdos.
El culmen del predinástico egipcio: Nagada II
La cultura Nagada II o Gerzense (por el yacimiento de Al-Gerzeh) es una evolución de todo lo ya visto en la cultura Nagada I, más que un cambio abrupto o una cultura independiente. Desde el corazón mismo del Amraciense, la civilización Nagada se difundió por el sur hasta la Nubia de la segunda catarata, y por el norte hasta cubrir la totalidad del Egipto Medio y entrar en contacto con la civilización de Maadi-Buto en el Bajo Egipto. De hecho, hacia el 3400 a.C. prosiguió su penetración hacia el norte, ocupando el sur y el este del Delta, incluso superponiéndose al propio maadiense y llegando a la franja palestina. Por último, hacia el 3300 a.C., la cultura de Nagada II está documentada arqueológicamente por todo el Delta, consumándose así por primera vez la unificación cultural de todo Egipto, siglos antes de que se produjera la unificación política.
A partir de este momento, los egipcios sedentarios experimentaron un rápido desarrollo de su civilización, coincidiendo todo ello con el inicio de la explotación de las canteras, la fabricación de cerámica a torno, la decoración de los vasos con pintura roja, la aparición de la joyería y de la metalurgia del cobre a pleno rendimiento y la confección de vasos de piedra. Asimismo, los excedentes agrícolas de las nuevas ubicaciones estimularon la división del trabajo, la estratificación social y la evolución del sistema político hacia formas estatales.
En lo referido al mundo de los muertos del Gerzense, se observa una aceleración del incremento de las tendencias del Amraciense, con unos pocos individuos enterrados en tumbas más grandes y elaboradas y con unos ajuares funerarios más ricos y abundantes. En la mayoría de los casos las fosas siguen siendo ovaladas, pero también hay algunas redondas, rectangulares e incluso revestidas de adobe y con elementos estructurales en el exterior, como empalizadas.
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El predinástico egipcio en el Bajo Egipto: Maadi Buto
Contemporánea a lo largo de su desarrollo a estas tres fases culturales, en el Bajo Egipto encontramos primero el complejo cultural maadiense, al que después se une el de Buto en el 3600 a.C. El maadiense en concreto está compuesto por una docena de yacimientos arqueológicos, entre los que destaca el cementerio y el asentamiento del propio Maadi.
En contraposición a lo que vemos en los yacimientos de la civilización de Nagada, los cementerios de Maadi son mucho menos importantes para el registro arqueológico que los asentamientos. En este sentido, las estructuras excavadas muestran tres tipos de restos, uno de los cuales es completamente excepcional. Consiste en casas excavadas en la roca con plantas ovaladas de 3 x 5 metros de superficie y hasta tres metros de profundidad, a las que se accedía a través de un pasaje excavado. La presencia de hogares, jarras semienterradas y restos domésticos sugiere que se trataba de lugares de residencia permanentes, lo que no deja de llamar la atención por ser subterráneas.
En el otro lado de la balanza, se han descubierto alrededor de 600 tumbas en Maadi, lo que no es nada en comparación con las 15000 tumbas predinásticas del sur del país. Y no solo es una cuestión de cantidad, sino también de calidad: las tumbas del Bajo Egipto son de una sencillez extrema, a base de agujeros ovalados con el difunto situado en posición fetal, envuelto en una estera o tela y acompañado solo por uno o dos recipientes de cerámica o incluso por nada en absoluto.
A partir del 3600 a.C., la cultura de Maadi-Buto no solo tuvo contacto con la civilización de Nagada II al sur, sino que se relacionó también con Asia: por vía terrestre con la franja palestina y por vía marítima con la costa norte de Siria y, a través de ella, con Mesopotamia. De hecho, las relaciones entre la ciudad mesopotámica de Uruk y la ciudad de Buto fueron tan fructíferas que llegaron a compartir hasta una misma técnica constructiva. Por su parte, los lazos comerciales con la franja palestina quedaron señalados por la presencia de una cerámica con pies muy típicos, con el cuello, la boca y las asas decoradas y manufacturada con una arcilla calcárea.
Bibliografía
PADRÓ PARCERISA, J. (2019): Historia del Egipto faraónico. Alianza Editorial, Madrid.
SHAW, I. (2014): Historia del Antiguo Egipto. Ed. La esfera de Libros, Madrid.
WILDUNG, D. (2004): Egipto. De la prehistoria a los romanos. Ed. Taschen, Madrid.
AUTORES, VARIOS (2013): Egipto. National Geographic. Ed. RBA, Barcelona.