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HISTORIAE

Cimbrios y teutones

Introducción

Mientras en territorio africano tenía lugar la guerra de Yugurta, en el norte de la península itálica otro escenario bélico requería la atención de Roma. Por razones aun no aclaradas, algunas tribus sedentarias del norte de Europa, entre ellas cimbrios y teutones, habían iniciado un éxodo hacia el sur en busca de nuevas tierras donde asentarse. A partir del 113 a.C. entraron en contacto con los romanos, iniciándose una larga guerra que finalmente se convirtió en la mayor amenaza sufrida por Roma tras el final de la Segunda Guerra Púnica (218 – 202 a.C.). Esta es la historia de la guerra cimbria que enfrentó a los romanos contra cimbrios y teutones.

Mapa que refleja los movimientos de cimbrios y teutones durante la guerra cimbria
Mapa que refleja los movimientos de cimbrios y teutones durante la guerra cimbria (Fuente: Pina Polo, 1999)

El origen de la guerra cimbria

Los cimbrios eran una tribu originaria de la península de Jutlandia, en lo que hoy es la parte continental de Dinamarca y el norte de Alemania. Sus vecinos más cercanos eran los teutones, que vivían en Jutlandia cerca de la desembocadura del río Elba y las playas del mar Báltico.

Por razones probablemente climáticas (quizás graves inundaciones causadas por la subida del nivel del mar), numerosas familias cimbrias tuvieron que abandonar sus tierras para iniciar un éxodo de miles de kilómetros hacia lo que consideraban su tierra prometida: las costas mediterráneas. En su periplo se le fueron uniendo otros pueblos que también se habían visto perjudicados, entre ellos los teutones.

Hacia el 114 a.C., los cimbrios y teutones habrían llegado a la ribera del río Danubio. En su descenso, su siguiente objetivo fue la región de la actual Belgrado, en Serbia. Tras pasar un tiempo ahí volvieron sus pasos hacia el norte y se dirigieron a las ricas tierras del reino de Norico. Sería aquí donde entrarían en las tierras conocidas por los romanos, generando el primer conflicto con éstos en el 113 a.C.

Cuadro hecho por Charles Gleyre en el siglo XIX que recrea la humillación sufrida por los romanos tras una de sus derrotas en las primeras batallas de la guerra cimbria contra cimbrios y teutones
Cuadro hecho por Charles Gleyre en el siglo XIX que recrea la humillación sufrida por los romanos tras una de sus derrotas en las primeras batallas de la guerra cimbria

La guerra cimbria: primeras batallas contra cimbrios y teutones

El reino de Norico era un Estado aliado de la República Romana que se extendía por la actual Eslovenia y el sur de Austria. Su capital, Noreya, fue asaltada por los teutones en busca de riquezas, por lo que sus gobernantes pidieron ayuda a los romanos, iniciándose así la guerra cimbria. Varios ejércitos consulares —primero el de Cneo Papirio Carbón en la Noreya del 112 a.C. y luego el de Marco Junio Silano (109 a.C.), el de Lucio Casio Longino (107 a.C.) y el de Quinto Servilio Cepión (106 a.C.)— fueron sucesivamente vencidos, más por la ineptitud del mando que por inferioridad militar.

No obstante, lo peor estaba todavía por llegar. En la batalla de Arausio (105 a.C.), la incapacidad del procónsul Quinto Servilio Cepión y el cónsul Cneo Manlio Máximo para planificar un ataque coordinado de los dos ejércitos provocó una estrepitosa derrota de los romanos. No contamos con cifras seguras de muertos, pero podemos afirmar que fue una de las mayores derrotas de toda la historia antigua de Roma, y probablemente la mayor hasta el momento después de la de Cannas (216 a.C.).

Otra prueba de la desesperada situación que vivía Roma en estos momentos de la guerra cimbria está en el hecho de que los cimbrios llegaron a invadir la Hispania Citerior en el 103 a.C., y solo pudieron ser rechazados en el valle del río Ebro por los celtíberos. Era evidente que el debilitado ejército romano no podía detener a las hordas que amenazaban su propia existencia.

Grupo de recreación histórica que recrean a las mulas de Mario que lucharon contra cimbrios y teutones en la guerra cimbria
Grupo de recreación histórica que recrean a las mulas de Mario (Fuente: Bellumartis Historia Militar)

Cimbrios y teutones contra Cayo Mario

El 1 de enero del 104 a.C. Cayo Mario tomó posesión del cargo de cónsul por segunda vez. Como héroe del pueblo por sus acciones en la guerra de Yugurta no le había costado demasiado ganar las elecciones en el contexto de pánico social que reinaba en Roma.

La primera misión del homo novus fue formar un nuevo ejército consular con el que marchar al norte. Para ello unió partes del veterano ejército que había luchado en Numidia con nuevos reclutas proletarios carentes de formación militar. Tras un intenso periodo de entrenamiento y forja de una férrea disciplina, Cayo Mario se dirigió a la Galia Narbonense (el sureste de Francia), lugar donde esperaba entablar una batalla decisiva.

No obstante, la batalla no llegó, no al menos en el 104 a.C., por lo que Cayo Mario fue elegido nuevamente cónsul para el 103 a.C. y después para el 102 a.C. Durante estos dos años de relativa tranquilidad se dedicó a convertir su ejército en una fiera máquina de matar y a buscar refuerzos aliados.

Mario vencedor de los cimbrios, obra de Francesco Saverio Altamura hecha a mediados del siglo XIX que recrea la guerra cimbria
Mario vencedor de los cimbrios y teutones, obra de Francesco Saverio Altamura hecha a mediados del siglo XIX

El final de la guerra cimbria: Mario vence a cimbrios y teutones

Finalmente, en el 102 a.C. tuvo lugar el enfrentamiento esperado por Cayo Mario en la guerra cimbria. Los cimbrios y otros pueblos se encaminaron hacia el este rodeando los Alpes para penetrar en Italia cerca de la ciudad de Verona y ascender el río Po. Junto a otros pueblos, los teutones descendieron el valle del río Ródano para introducirse por el noroeste de la península, por la costa entre los Alpes y el mar.

Gracias a la labor de los espías los romanos pudieron conocer los planes de cimbrios y teutones, por lo que actuaron en consecuencia. Cayo Mario dirigió un ejército de unos 30.000-35.000 hombres contra los teutones en la cuenca del Ródano mientras que su colega consular de ese año, Quinto Lutacio Cátulo, se fue hacia el río Adigio para frenar a los cimbrios en el sur de los Alpes al mando de 20.000 hombres.

Ambas formaciones tuvieron fortunas contrapuestas, ya que Cayo Mario venció a los teutones en las dos batallas de Aquae Sextiae, no lejos de la actual ciudad de Marsella, mientras que Cátulo fue derrotado dos veces por los cimbrios. Cuando estas noticias llegaron a Roma, la ciudadanía eligió en su ausencia por quinta vez a Cayo Mario como cónsul para el 101 a.C. y nombró procónsul a Cátulo.

Ilustración que recrea la victoria romana en las batallas de Aquae Sextiae, al final de la guerra cimbria contra cimbrios y teutones
Ilustración que recrea la victoria romana en las batallas de Aquae Sextiae, al final de la guerra cimbria (Fuente: Arrecaballo)

Para preparar la nueva campaña, Cayo Mario se reunió con Cátulo y sus hombres, formando un único ejército romano de unos 50.000 hombres. Cerca de la pequeña ciudad de Vercelas (a medio camino entre lo que hoy es Turín y Milán), durante el verano del 101 a.C., este gran contingente se enfrentó a unos 100.000 guerreros enemigos y venció.

Como en otras ocasiones, la estrategia se demostró más importante que la fuerza bruta. Tal y como reflejan algunos autores antiguos, Cayo Mario desplegó las tropas mirando hacia el oeste para que el sol de la mañana diese directamente en los ojos de sus enemigos. Al tratarse de un día de pleno verano y al ser provenientes de regiones frías del norte europeo, las altas temperaturas habrían hecho mella en los guerreros.

Al acabar la batalla de Vercelas, la victoria romana era incuestionable. Según estimaciones modernas, solo unos 1000 hombres habían perecido en el bando romano. Por el contrario, 140.000 personas, entre guerreros y familiares, habrían muerto o sido apresadas en el bando de cimbrios y teutones.

La batalla de Vercelas, obra de Giovanni Battista Tiepolo hecha en el siglo XIX. recrea la lucha final de la guerra cimbria contra cimbrios y teutones
La batalla de Vercelas, obra de Giovanni Battista Tiepolo hecha en el siglo XIX

El pueblo cimbrio dejó de existir, pues sus principales líderes estaban muertos o capturados. Lo mismo pasaría con los teutones, cuyos líderes capturados serían ejecutados en el apoteósico desfile triunfal de Cayo Mario en Roma. Como salvador de la ciudad, el cónsul recibió honores extraordinarios y sin precedentes. Uno de ellos fue ser aclamado por el pueblo como tercer fundador de Roma, solo precedido por Rómulo y Marco Furio Camilo. En tales circunstancias no extraña a nadie que Cayo Mario fuera elegido por sexta vez cónsul para el año 100 a.C.

Bibliografía

GARCÍA CAMPA, F. (2017): Cayo Mario, el tercer fundador de Roma. Madrid: HRM ediciones.

PINA POLO, F. (1999): La crisis de la República (133 – 44 a.C.). Madrid: Síntesis.

RODRÍGUEZ NEILA, J.F. (1990): Los Gracos y el comienzo de las guerras civiles. Madrid: Akal.

ROLDÁN HERVÁS, J.M. (2007): Historia de Roma I. La República Romana. Barcelona: Ediciones Cátedra.

Resumen
La Guerra Cimbria: la victoria de Cayo Mario sobre cimbrios y teutones
Nombre del artículo
La Guerra Cimbria: la victoria de Cayo Mario sobre cimbrios y teutones
Descripción
¿Quiénes fueron los cimbrios y teutones? ¿por qué se enfrentaron a los romanos en la guerra cimbria? ¿cómo pudieron ser tan amenazantes para Roma?
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